sábado, 8 de mayo de 2010

Notas sobre el cine de Sofia Coppola

para Angie
El mundo de Sofia Coppola es el mundo de los misfits, criaturas que escapan a la norma y, valga la redundancia, no encajan.
El mundo que les es ajeno en principio es el inmediato, es decir: la familia. Es el caso de las hermanas Lisbon en The Virgin Suicides (1999) y el de Antoine (Kirsten Dunst) en Marie Antoinette (2006). Las familias actúan en estos dos casos como entidades represivas: Lux (Kirsten Dunst) y sus hermanas están presas de la moral, al igual que Antoine, que debe procrearse por el bien de los suyos. Lo mismo sucede en Lost in Translation (2003), donde Charlotte (Scarlett Johansson) está presa, tanto en su reciente matrimonio con John (Giovanny Ribisi) como en el hotel donde queda abandonada a su melancolía.
En segundo lugar, está el mundo exterior que se revela como mundo artificial. ¿Qué más artificial que Versailles, Tokyo o el suburbio norteamericano de los años '70? Los personajes de Sofia Coppola se sumergen en la enajenación de estos mundos para luego salir expulsados: las Lisbon acaban cometiendo un suicidio en masa y Antoine pierde la cabeza. Quizás la única que logra salir con vida de esta experiencia es Charlotte, que es devuelta a los EEUU post 9/11.
En todos los casos lo femenino predomina, pero Sofia Coppola no suscribe un tratado de género: se trata de lo femenino como ejemplar de lo fuera de lugar, pero también entran dentro de esta clase de sujetos personajes como Bob Harris (Bill Murray), en iguales condiciones que las demás.