miércoles, 25 de abril de 2012

En compañía de lobos



Trabajo para lobos. Escrita y dirigida por Maruja Bustamante.


Luego de Paraná Porá, Maruja Bustamente vuelve con Trabajo para lobos, una pieza que vuelve a iluminar el conflicto original de la sociedad: la familia. Al igual que en obras anteriores, la acción transcurre lejos de Buenos Aires. Así como Adela está cazando patos ocurre en Formosa y Paraná Porá en una travesía por el río Paraná en dirección a Córdoba, en este caso la historia tiene lugar en una casa perdida en un bosque de Bariloche, al sur de todo. 
Trabajo para lobos es la historia de una reunión familiar. El punto de partida es el regreso al hogar de los dos hijos que se fueron: Abner (Sebastián Mogordoy), casado y pronto a ser padre y Natán (Diego Benedetto), estudiante becado en París. Ambos llegan para reencontrarse con la madre, Gloria (Constanza Nacarato) y Ethan (Emiliano Figueredo), el tercer hermano. A partir de esta situación, se diagrama una serie de binomios que no hace sino alentar al conflicto. Por un lado, el pasado idílico e infantil en relación (contrastante) con el presente. Por otro, el adentro/afuera de la casa en relación a los hermanos que se fueron y al resto de la familia que se quedó. También está el vínculo que hay entre los tres varones, donde la complicidad de Natán y Abner deja bastante de lado a Ethan (en este punto se puede pensar también en el par heterosexualidad/homosexualidad, en tanto la forma de vida de Ethan es gay y la de sus hermanos no). Por último, está la relación que tienen los tres hermanos con la madre.
El motivo de la reunión es la inminente muerte del padre, omnipresente en el relato, pero ausente en todo momento de la obra. En una trama que remite a la tragedia griega, Gloria llama a sus hijos para que la ayuden a poner punto final al sufrimiento del patriarca. De esta manera, Trabajo para lobos revisa el tópico estudiado por Freud en Tótem y Tabú en torno a la necesidad de aniquilar al padre por parte del clan de hermanos para dar origen a la cultura y a la sociedad. Sin embargo, la obra opta por darle una vuelta de tuerca al asunto.
La dramaturgia y dirección de Maruja Bustamente es impecable como de costumbre. Trabajo para lobos significa un avance dentro del universo que está sabiendo crear dentro del teatro argentino independiente, un universo con sus propios personajes, espacios y sensibilidad. Cabe destacar, como siempre sucede con sus obras, el trabajo de los músicos en escena, que tejen la trama junto con el texto y la tensan en sus momentos conflictivos. Por último, es imposible pasar por encima del trabajo de Emiliano Figueredo, que se convierte inevitablemente en el centro de la atención, especialmente en su devenir animal en lobo.

Ficha técnico artística
Dramaturgia: Maruja Bustamante
Actúan: Diego Benedetto, Emiliano Figueredo, Sebastián Mogordoy, Constanza Nacarato
Músicos:Andy Menutti y Diego Avalos 
Vestuario: Federico Castellón Arrieta
Iluminación: Mariano Arrigoni
Asistencia artística: Gael Policano Rossi
Asistencia de vestuario: Eve de Villers
Asistencia general: Nicolás Capeluto
Asistente de producción: Cynthia
Prensa: Debora Lachter
Producción: María Solari
Puesta en escena: Maruja Bustamante
Dirección: Maruja Bustamante

EL PORTON DE SANCHEZ
Sánchez de Bustamante 1034
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4863-2848
Web: http://portondesanchez.blogspot.com/
Entrada: $ 50,00 / $ 35,00 - Viernes - 23:00 hs - Desde el 27/04/2012

martes, 24 de abril de 2012

Una vuelta por mi cárcel




En breve cárcel
Sylvia Molloy 
FCE
2012












ESCRITURA

En breve cárcel otorga a la escritura un lugar central. Ya de por sí, la novela se abre con esa acción puesta en primer plano: “Comienza a escribir una historia que no la deja: querría olvidarla, querría fijarla”. Es esa voluntad la que funciona como motor de la trama. Escribir, para la narradora, tiene una función particular que se relaciona directamente con la memoria, el gran tema recurrente en la obra de Sylvia Molloy. Escribir es hacer memoria, pero al mismo tiempo es deshacerla, es invocar al recuerdo para olvidarlo. Esa ambivalencia se sostiene a lo largo de todo el relato y afecta directamente lo que se cuenta y lo que le ocurre a la narradora al contarlo. En este sentido, es relevante cómo se pone en juego su subjetividad a la hora de componer el relato, en la medida en que lo puede convertir en aquello que deseó que ocurriera pero no sucedió o, también, apropiarse de la experiencia del otro: “Ella hoy registra, sin compunción, esa anécdota de Vera, haciéndola suya, desconociendo la unicidad de la memoria: es un recuerdo que fue de Vera, que ahora le pertenece mientras lo escribe”. Hay algo en su alienación, tanto a nivel físico como psíquico, que le da a la escritura una función de verdad. En este punto la novela recuerda a la famosa frase de Virginia Woolf en la que afirma que las cosas no ocurren hasta ser escritas. Por otro lado, su encierro hace que escribir sea la única forma de hacer pasar el tiempo y de comunicarse.

ESPACIALIDAD

El espacio en el que se mueve la narradora de En breve cárcel es mínimo. Hay una voluntad personal de permanecer encerrada en ese cuarto pequeño y de practicar el ascetismo. La cárcel que aparece en el título de la novela refiere en parte a este fenómeno, en tanto la habitación es descripta con los mismos rasgos de una prisión. Al principio reina el despojo y luego van apareciendo marcas personales. Esto responde a las condiciones que impone el lugar, puesto que se trata de un espacio que, al haber sido habitado con anterioridad por su antigua amante, está cargado de su subjetividad. A lo largo de la novela, la narradora hace todo lo posible por adueñarse de ese cuarto, reterritorializarlo y “hacerlo por fin suyo”, tarea que se ve saboteada por cada uno de los encuentros que se suceden luego allí mismo. Es importante el hecho de que el cuarto coincida con el espacio de la escritura, ya que es esa la acción que permite a la narradora apropiarse de lo real. El encierro es para ella una forma de “refugiarse”, sin embargo ese cuarto se vuelve en su contra todo el tiempo y es así como surge la necesidad de salir. Es el personaje de Vera el que logra sacarla y hace que el relato, por un breve momento, se pueble de vida y personajes que se mueven, a diferencia de la estaticidad que presenta el relato la mayor parte del tiempo: “La gente sale del trabajo, se precipita hacia la boca del subterráneo o la parada del autobús más próximas”. En breve cárcel fue publicada en 1981 y eso permite leerla también en clave política. Naturalmente, fue editada en España y no en Argentina, donde no iba a poder salvarse de la censura. La cárcel refiere entonces, también, tanto a la situación política que se vivía en el país en ese momento como a la condición de exiliada de la propia Molloy. Por último, al tratarse de una relación lésbica en tiempos de represión, hay algo de esa voluntad de encierro que responde a una necesidad de encontrar un espacio donde refugiarse para ser sin tener que enfrentarse a los demás, algo que aparece en la novela en el momento en que habla de su relación con Renata: “armaban un espacio contenido entre esas cuatro paredes y que sólo era de ellas”.

VIAJE

Quizás una de las principales razones del aislamiento, tanto físico como social, que sufre la narradora sea su condición de viajera. Su llegada a la ciudad en la que se encuentra es reciente y su sociabilidad se reduce a unas pocas mujeres con las que se encuentra atrapada en una red de relaciones amorosas. Al principio, su destino natural parecen ser los hoteles, pero inmediatamente encuentra el departamento en el que pasa a vivir, donde ya estuvo antes con Vera. La circunstancia del viaje coloca a la narradora en un lugar particular, en tanto extranjera en un lugar que le es ajeno. Su encierro, entonces, responde también a su falta de integración con el espacio nuevo. Estar de viaje implica, de alguna manera, relacionarse de una manera precaria tanto con el lugar como con las personas que lo habitan.

MEMORIA

La memoria es otra de las constantes dentro de la obra de Sylvia Molloy. No hace falta más que leer los títulos de novelas como El común olvido o leer las solapas de libros como Desarticulaciones, sobre el alzheimer y la pérdida de la memoria, o Varia imaginación, un libro compuesto a partir de retazos perdidos de distintos recuerdos. Incluso su libro de ensayos Acto de presencia aborda el tema a partir del estudio del género autobiográfico en América Latina durante el siglo XIX. En breve cárcel no es la excepción y gran parte de la trama de la novela encuentra su fundamento en la memoria. Si bien el producto final es adulterado adrede (en tanto el recuerdo de algo ya no es ese algo, sino el recuerdo que uno quiso conservar de eso), la narradora se sienta a escribir a partir de sus remembranza, usándola como materia prima. Este giro hacia su propio pasado está favorecido por las condiciones de vida a las que se somete, es decir el hacinamiento en un espacio cerrado donde prácticamente no hay comunicación con nada ni nadie más que con ella misma. Esta falta de interlocutor vuelve su diálogo un acto reflejo que abre el canal de la conciencia, llevándola por momentos a un pasado reciente, como también a un pasado más lejano como el de la infancia. La dificultad de hallar un hilo conductor se debe precisamente a este fenómeno. La escritura a partir del recuerdo se convierte en un fluir de la conciencia similar al practicado por Virginia Woolf en novelas como La señora Dalloway, donde la protagonista practica a lo largo de todo el libro un monólogo interior que va del presente al pasado y viceversa, reduciendo la anécdota de lo ocurrido al mínimo: “Anota como si escribiera una carta sin destinatario, con exaltación: no quiere detener las palabras que sienta pasar, sólo quiere rozarlas mientras caen, dejar que la lleven”. Otro caso similar es el de la escritora española Carmen Martín Gaite, cuyas novelas Retahílas y Nubosidad variable también versan sobre la reconquista del pasado a través de la memoria, sólo que en este caso sí hay diálogo con otro personaje que recompone el otro lado del recuerdo.

JUEGO DE ESPEJOS

La figura del espejo y las imágenes que conlleva (desdoblamientos, dobles, etc.) es una constante a lo largo de la novela de Sylvia Molloy. Aparece ya en sus recuerdos asociados con la infancia y la casa paterna: “[no] olvida los espejos enfrentados: la última vez que estuvo en esa casa donde pasó su infancia se miró en ellos una vez más”. El espejo produce la instancia de identidad por excelencia, en la que el sujeto se enfrenta con una visión externa de sí. Sin embargo la narradora no encuentra su reflejo sólo en estos instrumentos, sino que también lo hace a partir de la imagen que los demás le devuelven de ella. Es el caso de la relación que tiene con su hermana, cuyo cuerpo “sería parecido al suyo”, pero la define casi por oposición. Con Vera el proceso es más conciente y la relación que sostienen juntas la coloca en el lugar del doble de su amante: “Ha criticado en otros (sobre todo en Renata) la capacidad de mímica y piensa que la suya, ante Vera, era ejemplar: copia de todo, de pequeños gestos, de pasiones”. Su debate interno en torno a su identidad va más allá en el momento en que se reconoce ajena a sí misma: “El cuerpo –su cuerpo- es de otro”. De esta manera, ella se encuentra sujeta a ser objeto (y definida) por los demás. Por medio de la escritura, de alguna manera, ella recupera el control con el fin de volverse (a ella y a sus recuerdos) su propio objeto.

VOCES

En más de una oportunidad, la narradora de En breve cárcel presenta al otro como una voz. Renata es una voz y Vera también lo es: “¿Cómo es posible creer en una voz y luego negarla?”. El aislamiento y la vocación de escribir su versión de los hechos la lleva a reproducir esas voces que le quedaron para ella, para oírlas una vez más y ver qué tienen para decir, escuchar también su punto de vista de la historia y convertirlas en un acto de presencia: “No quiere olvidar la piel ni los cuerpos, pero sobre todo no quiere olvidar las voces”. La reducción de una persona a una voz es propio de la literatura, en tanto lo que se recibe de los personajes (y también de los narradores y las demás figuras literarias) es su voz. El experto por excelencia en este rubro es Manuel Puig, que llegó a la literatura gracias a que no pudo acallar la voz de una tía a la hora de ponerse a escribir un guión cinematográfico, que se terminó convirtiendo en La traición de Rita Hayworth. 

GIRO AUTOBIOGRÁFICO

En breve cárcel podría entrar perfectamente en el corpus de obras literarias que conforman lo que Alberto Giordano llamó “el giro autobiográfico de la literatura argentina actual”. Si bien no se trata de una novela estrictamente contemporánea (fue publicada hace más de 30 años y se reedita este año una vez más), se relaciona directamente con el presente en este aspecto. La narradora en ningún momento revela su nombre (algo que no ocurre en ninguno de los textos de Molloy), pero sí hace pequeñas referencias a su propia persona y trabajo, por ejemplo cuando habla del ensayo que está escribiendo sobre el género autobiográfico. El trabajo sobre el yo en clave ficcional es algo que data de hace siglos, pero encontró una forma y una tendencia más específicas en los últimos años, al menos en el caso de América Latina.

miércoles, 18 de abril de 2012

Entrevista a Juan Minujín



Para No Retornable

2011 marcó el debut como director de un largometraje del actor Juan Minujín. Después del corto Guacho, del 2007, el año pasado presentó Vaquero, la historia de Julián Lamar, un actor fracasado que no pude superar su negatividad y pesimismo para afrontar la realidad. 
Se puede afirmar que las dos películas forman parte de un mismo proyecto. Vaquero retoma los tópicos explorados en Guacho, en la medida en que ambas tratan sobre el ambiente actoral porteño y están protagonizadas por personajes que no logran encajar del todo en ese mundo. De esta manera, Vaquero propone un punto de vista que permite ver el otro lado del escenario, el detrás de las cámaras y la ferocidad de la competencia actoral. Al mismo tiempo, al exponer al teatro de esta manera, lo saca de su puro presente y lo captura en una filmación que lo vuelve anómalo. 
Por otro lado, la voz narradora del protagonista, presente a lo largo de todo el film, habilita el fluir de la consciencia de un personaje afectado directamente por las circunstancias que lo rodean, un canal abierto a través del cual se puede acceder al contrapunto de la experiencia y a su más secreta intimidad.

¿Cómo empezó tu interés por el cine? ¿Qué películas te gustaban cuando eras chico? ¿Qué modelo querías seguir? 
Empezó en la adolescencia. Me regalaron una cámara VHS y con eso hacíamos cositas, cortos con mi hermano. Después, cuando era chico, me gustaban muchas películas de aventuras. Muchas de Spielberg, toda la saga de Indiana Jones, E. T…. y cuando era más chico todavía, las películas de Chaplin y Buster Keaton.
¿Y cómo apareció el tema de dirigir? 
Siempre cuando trabajé como actor en las películas estaba muy atento a lo que pasaba en el set y era algo que me interesaba mucho. Tenía ganas de contar algunas cosas en algún soporte audiovisual. 
¿Hace mucho querés dirigir o es una inquietud más reciente? 
Hace mucho que quiero dirigir. Había escrito otro guión antes del corto, que nunca se llegó a terminar ni a filmar ni nada. Y sí, siempre quise dirigir algo de cine.
¿Qué pensás del nuevo cine argentino? ¿Creés que sigue existiendo o que ya se alcanzó una estabilidad donde esa “novedad” ya no tiene lugar? 
No, creo que sigue existiendo en el sentido de que se sigue renovando permanentemente. Cada año hay por lo menos diez películas extraordinarias argentinas. Creo que se sigue renovando. Me parece que lo que se llamó “nuevo cine argentino” hace diez, quince años, ya esos directores tienen un grado de madurez muy grande y ya están haciendo su quinta, sexta película. Pero creo que todos los años aparecen cosas muy interesantes. 
Y de lo último que apareció este año, ¿qué películas te parecieron extraordinarias? 
Me gustó mucho El estudiante. La película de Hendler me parece que está bien, es uruguaya, pero es como prima. Fase 7 me gustó mucho. Se me ocurren también algunas del año pasado, Por tu culpa me gustó mucho. Bueno, Carancho. 
¿Dirías que Guacho y Vaquero forman parte del mismo proyecto? ¿Se continúan la una a la otra? 
Sí, son parte del mismo proyecto. Lo que pasa es que cuando hice Guacho no sabía que iba a hacer Vaquero, para nada. Pero sí el origen de plasmar algo en una película está en Guacho, totalmente.
Estas películas están intervenidas por la figura de un narrador que las va narrando de principio a fin. ¿Por qué? ¿Tiene algo que ver con una filiación literaria? Estoy pensando en el caso de Historias extraordinarias de Mariano Llinás, donde participás también como narrador, que es una película que integra la disciplina literaria a la cinematográfica. 
No, no tiene el punto de partida de la película de Mariano que es más “literario”. Acá es un monólogo interno, un canal abierto de consciencia sin filtro, intentando que sea como un contrapunto emocional del personaje. No para narrar una historia, sino más bien usando la voz en off como un elemento expresivo más, como un personaje más, en las dos, en Guacho y en Vaquero. 
En tus películas aparecen segmentos de tus obras de teatro. ¿Te interesa integrar tu labor teatral con la cinematográfica? 
Me gusta, a mí me gusta la idea de lo teatral desposeído de la fuerza de lo teatral. O sea, filmado, como que está totalmente desposeído del valor que tiene el teatro, que es en vivo. Se ve como la parte de atrás del teatro, los actores desganados. Es un costado interesante que me gusta verlo en las películas. Una película que me gusta mucho desde siempre es Opening night, de John Cassavetes, que es sobre una obra de teatro, el montaje de una obra de teatro.
Tanto el protagonista de Guacho como el de Vaquero parecen tener una fijación sexual. ¿A qué responde esto? ¿Tiene que ver con la intimidad que habilita el fluir de la consciencia de sus narraciones? ¿Es otra pieza más de la frustración que los aqueja?
Son las dos cosas. O sea, los pensamientos muy íntimos y privados de una persona. Por un lado, si uno se mete sin filtro en los pensamientos muy íntimos de una persona, muy probablemente en algún momento esté lo sexual metido, porque es algo de un pensamiento privado, no social. Y, por otro lado, sobre todo en Vaquero, pero también en Guacho, hay algo del narcisismo, que lo hace no poder vincularse con otros, está en una cuestión medio masturbatoria permanentemente. Parte del no poder vincularse con otros le viene a él como una cosa sexual medio atorada. 
¿Por qué usás tu propio nombre para tus personajes? Este es un recurso que suelen usar los escritores, por ejemplo Pablo Pérez, que escribió el libro en el que se basó Un año sin amor, o Copi o César Aira, por ejemplo. 
Lo usé en Guacho, en Vaquero no, en Vaquero se llama Julián Lamar. En Guacho porque era un relato que me parecía que estaba bueno que tuviera algo de hablar de un personaje, de desdoblar. O sea, yo soy Juan Minujín, pero también hay un personaje que se llama Juan Minujín, que es actor, etc. Entonces, me pareció interesante ese desdoblamiento y usar mi nombre. No para hacer un relato autobiográfico, sino para hacer una especie de espejo ficcional, pero que a la vez también las personas son personajes. Hay una dimensión real y una dimensión ficcional siempre con las personas. Eso quería usar en Guacho. 
¿Lo que hacés en tus películas es autoficción? ¿Son autobiográficas? ¿O simplemente partís de tu propio nombre para ir hacia otro lugar, explorando otras formas de vida sin dejar del todo tu identidad atrás? 
Son puntos de partida. Para mí el punto de partida es la experiencia personal siempre. Pero es a partir de ahí, es sólo un punto de partida para entrar a una ficción. Me parece que no son autobiográficas porque no relatan una anécdota mía, de mi vida, que haya tenido. Pero sí los personajes tienen mucho que ver conmigo y también los actúo yo, entonces ahí sí hay algo que se puede leer como un poco autobiográfico, pero no son autobiográficas. El punto de partida sí es mi experiencia personal. 
¿El ambiente actoral porteño es tan jodido? ¿Por qué elegís ese tema? ¿Cómo lo reciben tus colegas? ¿Tu objeto es hacer una denuncia? 
No, para nada. Digamos, el problema que tiene este personaje es él mismo, no el mundo. El mundo está bien, funciona como funcionan casi todos los ámbitos laborales: los periodistas, los abogados, los cocineros, qué sé yo, todo tiene más o menos un nivel de competencia y un nivel, digamos, de estado público. En los actores es más evidente porque hacen carrera con el público y se mide mucho la popularidad. Pero no hay ninguna bajada de línea ni ninguna cosa denuncista del ambiente. El ambiente podría ser cualquier otra cosa, lo que pasa es que en el mundo de los actores se ve más claramente. 
¿Y por qué elegís este tema? ¿Tiene que ver con el personaje Juan Minujín? 
La verdad porque es el entorno que más conozco y para un primer relato, para una primera película me fluía más escribir sobre lo que ya conozco. Los lugares, los castings, las circunstancias que yo conozco más. Me hubiera costado mucho arrancar escribiendo sobre una azafata o un tipo que trabaja en una oficina. No conozco ese mundo, me resultaba más lejano.
¿Por qué elegís el fracaso y la negatividad para tus personajes? 
Creo que un poco tiene que ver con ciertas frustraciones, con darle voz a ciertas frustraciones que a veces no encuentran otro camino de salida y transformar eso en una expresión artística me parece interesante. Y muchas veces yo también soy negativo y muchas veces pienso que las cosas no cambian ni se arreglan. Un poco, en ese sentido, Vaquero es el reflejo de una mirada mía sobre algunas cosas. No quiere decir que a mí me pasa eso, pero sí muchas veces entiendo que la cabeza va hacia un lugar y muchas veces veo que la gente no cambia a lo largo de los años, ni cambia tampoco con experiencia. O sea, cambia muy poco, entonces tampoco quería hacer un personaje que cambiara. 
¿Cuál es tu próximo proyecto como director? ¿Ya estás pensando en algo? 
Estoy pensando en algunas cosas, pero no tengo un proyecto concreto. La verdad es que tengo que tener algo para decir, digamos, algo a qué darle la voz, y por ahora no lo tengo todavía. Tengo un montón de ideas que me parece que pueden funcionar, que son más ingeniosas, más divertidas, más misteriosas, lo que sea, pero todavía no encuentro algo auténtico que me llame mucho poderosamente como para decir “bueno, sobre esto quiero hablar”.
¿Y como actor cuál es tu próximo proyecto? ¿Estás trabajando en algo? 
Como actor hago una película ahora en Febrero, que se llama Guiso de iguanas, que dirige Martín Salinas. Es una comedia negra. Y después tengo un par de proyectos, pero la verdad que todavía no están confirmados, también para la primera mitad del año. Y después, no sé, iré viendo.
¿Y Vaquero sigue de gira ahora? 
Sí, sigue de gira, estuvo hace un par de semanas en Estocolmo y ahora en Enero o en Febrero vamos a Cartagena y en Marzo vamos a Miami. Seguramente va a seguir el año que viene, por lo menos hasta Agosto, viajando.
Y la última pregunta. ¿Cuán satisfecho estás con tu película? ¿Fue una experiencia satisfactoria? 
Estoy muy satisfecho la verdad. La veo ahora y todavía me gusta. Obviamente le veo defectos, cosas que no me gustan, cosas que en una siguiente experiencia trataría de fluir más en ciertos tramos. Pero me gusta, me parece que tuvo muy buena recepción, muy buenas críticas, está haciendo una gira por festivales muy interesante. Y sobre todo es una gratificación personal enorme. Digo, como hecho artístico fueron un par de años muy intensos vinculados a la película. Ahora ya la tengo más lejos, pero la verdad que fue una experiencia súper enriquecedora.

viernes, 13 de abril de 2012

El porvenir de la revuelta



Shopping & Fucking de Mark Ravenhill. Dirigida por Mariano Stolkiner.


Una vez más, Mariano Stolkiner se sumerge en lo más turbio del teatro inglés de los últimos años. Después de dirigir las versiones locales de Cleansed y Amor de Fedra de Sarah Kane, esta vez optó por trabajar sobre la obra de uno de sus más estrictos contemporáneos, Shopping & Fucking de Mark Ravenhill. Las tres puestas se pueden pensar como un tríptico que revela la búsqueda y la sensibilidad de Stolkiner, propensa a las emociones más descarnadas y a la realidad más violenta.
Se sabe que Mark Ravenhill y Sarah Kane fueron contemporáneos. Ambos estrenaron en 1996 las dos obras que hicieron estallar el teatro británico; Ravenhill con Shopping & Fucking y Kane con Blasted (estrenada en Buenos Aires bajo la dirección de Leonor Manso como Aniquilados). Sin embargo, la contemporaneidad que los une trasciende su coincidencia espacio-temporal y debe ser entendida en los términos en que Roland Barthes hace uso del término “contemporáneo”: lo que comparten es una sensibilidad. Los personajes (y los escenarios) que presentan son posteriores a la revuelta y al desastre (no por nada en Blasted no paran de explotar las bombas), son el producto más bruto de la (pos) modernidad. 
Shopping & Fucking trata sobre la red de relaciones que se establece entre una pareja de jóvenes, compuesta por Roby (Luciano Ricio) y Lulu (Eugenia Blanc), el hombre que los adopta, Mark (Daniel Toppino), el chico más joven del que éste se enamora, Gary (Lucas Lagré) y un extraño hombre que los observa de cerca y hace las veces de deus ex machina, Brian (Alfredo Urquiza). Ya desde el principio, al momento en que Roby y Lulu le piden a Mark que les cuente el cuento de cómo se encontraron, queda revelado que lo que caracteriza a estos personajes es la orfandad. Aparentemente, Mark simplemente los encuentra en un supermercado y se los compra a otro hombre que cumplió antes con su mismo rol. Todas las relaciones están vaciadas y funcionan solamente como medio de cambio. Es así como Lulu tiene que ofrecer su cuerpo a Brian a cambio de trabajo, al igual que Gary, que lo ofrece a cambio del príncipe azul que siempre está por venir a rescatarlo. El único que quiebra esta economía de intercambio es Roby cuando deviene dealer y rompe todas y cada una de las reglas básicas para llevar a cabo esa labor. Sin embargo, el problema no es sólo la orfandad de los personajes, sino que depositan todas sus esperanzas en Mark, que es probablemente el más desgraciado de todos. Todos necesitan algo más que los sustraiga de las tinieblas, aguardan por un salvador (en la forma de padre/amante/novio/tutor, etc.), pero el Godot que esperan es un drogadicto y sexópata en rehabilitación que no puede ayudarse ni a sí mismo.
La puesta de Mariano Stolkiner es fiel al espíritu de la obra, consiguiendo una adaptación que expone la crudeza de los personajes y de la trama. Cabe destacar el trabajo de Santiago Badillo en el diseño de la escenografía, compuesta principalmente por piezas de un plástico que refleja las relaciones que presenta la pieza, como también el de Fernando Sayago en la composición de la música, que da una tercera dimensión a una obra sobre lo superficial. Por ultimo, el trabajo de los actores es impecable y resulta interesante ver el intercambio que se produce entre dos generaciones distintas: por un lado, Daniel Toppino y Alfredo Urquiza, con largas trayectorias en sus haberes y, por el otro, Lucas Lagré, Luciano Ricio y Eugenia Blanc, integrantes de la joven guardia del teatro porteño independiente.

Ficha técnico artística
Autoría: Mark Ravenhill
Traducción: Rafael Spregelburd
Actúan: Eugenia Blanc, Lucas Lagré, Luciano Ricio, Daniel Toppino, Alfredo Urquiza
Actuación en video: Mathias Sassone, Mariano Stolkiner
Diseño de vestuario: Merlina Molina Castaño
Diseño de escenografía: Santiago Badillo
Diseño de espacio: Santiago Badillo
Diseño de luces: Julio López
Diseño sonoro: Fernando Sayago
Video: Santiago Badillo, Mariano Stolkiner
Música original: Fernando Sayago
Fotografía: Guido Piotrkowski
Diseño gráfico: Santiago Badillo
Asistencia de dirección: Julieta Cajg, Mathias Sassone
Prensa: Daniel Franco, Paula Simkin
Producción ejecutiva: Bárbara Rapoport
Dirección: Mariano Stolkiner

EL EXTRANJERO
Valentín Gómez 3378
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Reservas: 48627400
Web: http://www.elextranjeroteatro.com
Entrada: $ 60,00 / $ 40,00 - Viernes - 21:00 hs - Del 20/04/2012 al 29/06/2012

jueves, 12 de abril de 2012

EN BREVE CÁRCEL en el Club de Lectura de Brandon

























CLUB DE LECTURA
Coordinado por Martín Villagarcía

El Club de Lectura de Brandon se reúne todos los meses para charlar sobre libros que abordan distintos aspectos de la temática LGTTBIQ. Es un espacio distendido de diálogo donde nos juntamos a compartir nuestras reflexiones con amigos, a tomar algo y a conocer gente nueva. Nos encontramos el jueves 3/05 a las 20 hs a discutir En breve cárcel de Sylvia Molloy. Ya te podés inscribir vía mail (martinvillagarcia@gmail.com) o en Brandon (Luis María Drago 236, abierto de miércoles a domingo a partir de las 19 hs). El precio es de $50 por mes y los podés pagar por adelantado o el mismo día del encuentro. Una vez que te inscribas, te vamos a entregar una guía de lectura con puntas de análisis y lecturas sugeridas. ¡Te esperamos!

Jueves 3/05 20 hs En breve cárcel de Sylvia Molloy
Valor $50 (incluye guía de lectura)
Abierta la INSCRIPCIÓN
Casa Brandon (Luis María Drago 236, Almagro)

Agradecemos su difusión
Más información: martinvillagarcia@gmail.com      

lunes, 9 de abril de 2012

CineClub Divine presenta DRÁCULA DE ANDY WARHOL (Paul Morrissey, 1973)


¿Qué pasa cuando Andy Warhol, el maestro del pop, toma a Drácula como protagonista de una de sus películas? ¿Por qué el conde está débil y no puede parar de vomitar sangre? ¿Qué tienen que ver Joe Dallesandro y la revolución rusa con todo esto? CineClub Divine lxs invita a redescubrir una de las joyas ocultas del cine y del arte pop: DRÁCULA DE ANDY WARHOL (Paul Morrissey, 1973). Vengan a ofrendar su sangre joven y virgen y a gozar de los placeres del vampirismo. El bono contribución es de $5. Lxs esperamos con los dientes afilados el martes 24/04 a las 20.30 hs en La Ratonera Cultural (Corrientes 5552). 

http://cineclubdivine.blogspot.com/
http://www.twitter.com/cineclubdivine


jueves, 5 de abril de 2012

Donde viven los monstruos



Cachafaz de Copi. Dirigida por Tatiana Santana.


Por fortuna, poco a poco Copi va dejando de ser objeto fetiche de culto para obtener el reconocimiento masivo que necesita y merece. Un primer paso ya lo dio Stephan Druet en 2009 al estrenar Una visita inoportuna en el Konex con Moria Casán a la cabeza del elenco. Ahora le toca el turno a Tatiana Santana con su Cachafaz en el Teatro del Sur.
La obra fue dejada sin publicar por Copi antes de morir y se estrenó por primera vez en París en 1993. Sin embargo, es una pieza clave dentro de su obra (como lo es cada uno de sus cuentos, novelas, cómics, etc.), en tanto establece un diálogo directo con la Argentina que le es contemporánea. Copi escribió Cachafaz nada más y nada menos que en 1981, año en el que, como bien señala Daniel Link, se instala el debate en torno a qué forma estatal y qué lengua le conviene a la nación. Esto es así porque la obra es en realidad un poema escrito en la tradición gauchesca y, como lo exige ese género, hace enfrentar a través de la lengua el orden del estado con el orden de los insurrectos.
Cachafaz (Emilio Bardi) es un delincuente que vive en unión pecaminosa con la Raulito (Claudio Pazos), la loca del conventillo. El contrapunto entre los dos personajes instala un primer debate en torno a la estabilidad de los géneros. En un principio, el híper machismo de Cachafaz contrasta fuertemente con las maneras de la Raulito. Sin embargo, es esta última la que se tiene que poner los pantalones más de una vez para salir a defender lo que es suyo, ante la ley y ante la chusma, mientras que su amante apolilla cómodamente. Por otro lado, la feminidad de la Raulito lo convierte en mujer, al menos a los ojos de Cachafaz, quien se refiere a las otras como “mujeres sin pito”. Juntos deben enfrentarse solos contra todos, en tanto la abyección de su amorío llega a su punto más alto al momento en que matan al milico (Marcelo Lirio) que los viene persiguiendo. Así, la obra se transforma una vez más y adopta un carácter trágico, donde los dos deben afrontar la cólera de los dioses para permanecer unidos.
La puesta de Tatiana Santana es efectiva y captura acertadamente el tono y la lengua de la gauchesca y de Copi. La orquesta de músicos en vivo establece el tono de la obra desde entrada y las actuaciones son impecables, especialmente en el caso de Claudio Pazos en el papel de la Raulito.

Ficha técnico artística 

Autoría: Copi 
Actúan: Emilio Bardi, Claudio Pazos Músicos: Joel Maiante, Pablo Martínez, Eugenio Nicolás Sanchez Coros: Rosario Albornoz, Andres Granier, Catalina Lescano, Marcelo Lirio, Patricia Martínez, Pilar Rodriguez Rey 
Prensa: Walter Duche, Alejandro Zarate 
TEATRO DEL SUR Venezuela 2255
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina 
Teléfonos: 4941-1951 
Web: http://www.teatrodelsur.blogspot.com/ 
Entrada: $ 70,00 / $ 40,00 - Sábado - 22:00 hs - Desde el 31/03/2012