viernes, 19 de agosto de 2011

Nada va a cambiar mi mundo




Galletitas importadas
Cristian Godoy
2011





Los cuentos de Galletitas importadas, primer libro de cuentos de Cristian Godoy, se presentan como pequeños universos cerrados, apenas entreabiertos por la voz de cada uno de sus narradores. Es el caso de “División con dos decimales”, en el que la aventura sexual entre un joven profesor particular y el padre de su alumno se deja leer casi sólo entre líneas, al igual que el trauma generado en el chico por la desaparición de la madre y su posterior reemplazo. Algo similar ocurre en “Porque ellos merecen lo mejor de vos”, donde Amanda, una empleada ejecutiva al borde de un ataque de nervios, es acechada por el fantasma de su fenecida relación con Horacio. 
Al mismo tiempo, los personajes que pueblan estos relatos son en sí mismos su propio mundo y encuentran difícil establecer relaciones con los demás, cayendo muchas veces en el aislamiento, si no físico, por lo menos mental, como es el caso de Amanda, por ejemplo. “Caprichito mío”, el cuento que abre el libro, presenta a una pareja madura que decide volcarse al negocio de la panadería, una vez que el marido queda desempleado. Inmediatamente, el local pasa  convertirse en el mundo de estos personajes y todo es percibido a través de su propia lógica; de manera que a cada cliente que pasa por el negocio lo reciben con “una sonrisa curva como un croissant”, mientras que las señoras les devuelven el gesto “frunciendo una boquita de dama”. 
Hay algo del orden de la nostalgia por el pasado que se juega en los cuentos de Galletitas importadas. Por un lado, a un nivel conectado con lo material en “Caprichito mío”, donde el deseo de abrir una panadería responde al recuerdo de los viejos almacenes, donde todavía se vendían las galletitas en lata. Por el otro, a un nivel más subjetivo, en lo que se refiere a las relaciones personales. El cuento que da título al libro recrea el universo de las amistades infantiles, muchas veces movidas por el interés, en este caso por las posesiones de la familia del Colo. En este mismo sentido, “En pinta” narra el primer viaje de vacaciones que hace un grupo de amigos sin sus padres, en el momento exacto en que todo cambia; mientras que “Maní cordobés” presenta en paralelo el estado de la amistad entre Tute y Marcos, en el pasado cuando eran chicos y en el presente cuando ya son adultos. Por último, “Cenar de día” pone en primer plano la relación de una familia en torno a la figura del abuelo, patriarca y tirano indiscutido, representante de viejas costumbres.
Cada uno de los cuentos está tensado por un enigma cuya solución se posterga permanentemente. Algo siempre queda por resolver y es que, como en los cuentos del escritor norteamericano Ernest Hemingway, aquí también es sólo una porción de la historia lo que se cuenta, quedando el resto cubierto por una enigmática laguna de silencio.

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