martes, 29 de noviembre de 2011

Formas del amor







No es amor
Patricia Kolesnicov
Suma de letras
2009











TIEMPO

No es amor es una novela cuyo pulso está marcado por el tiempo, algo que puede percibirse ya desde los títulos de cada una de las partes que la componen. El libro de Patricia Kolesnicov, aparte de contar una historia de amor, narra los años 80 y los tempranos 90 enla Argentina, la transición democrática, las formas de lidiar con el pasado reciente y el advenimiento de la economía neoliberal y del desmantelamiento del Estado.
En primer lugar, el romance se produce entre dos chicas que pertenecen a sectores y ámbitos sociales muy distintos, lo cual las coloca en una relación diferente en cuanto a la política (y, por ende, al pasado y a la historia). Esta diferencia está subrayada por el modo en que está narrada la novela, que alterna entre las dos el punto de vista. Por un lado, Florencia Kraft es una joven militante de la UBA, proveniente de una familia humilde de un pueblito del conurbano. Por el otro, María Gabay es la hija del Señor Rodolfo Gabay, un importante empresario, y se encuentra alejada de la militancia y de las humanidades, refugiada en su laboratorio de bióloga y alojada en el palacio de papá: “Papá es el poderoso Señor Gabay y nadie tocará a su nena y serás una reina y lo mejor para la reina será vivir un año o dos en el colegio y mejor no hablar de muchas cosas”.
Inmediatamente después que comienza la novela, los dos personajes son identificados con sus contextos, de manera que Florencia anda todo el tiempo de acá para allá con las pancartas, volantes, tomando decisiones para su agrupación, etc. y María y su familia caen bajo la sospecha de haber sido cómplices del Proceso de Reorganización Nacional: “A la vuelta de los años podrían decir –los dos- que no había otro remedio, que eran épocas así, que la sociedad toda, que no era el momento histórico de ser ateo ni apátrida”.  Mientras la trama política prevalece, la distancia entre las dos resulta casi insalvable, algo que puede leerse en la enajenación de María ante las manifestaciones militares y las negociaciones de Alfonsin: “Epa, no, no me había pasado nada, qué sabía yo, ¿era por lo de los militares? ¿Por lo que decían papá y sus amigos, que el presidente bajó la cabeza?”.
Si bien lo que resulta esperable de la relación de las dos es el acercamiento de María a la política, no es eso lo que ocurre. Conforme avanza la novela, los 70 y la militancia van quedando cada vez más atrás, algo que se explica por la reubicación del campo político y la obturación de la esfera pública en la Argentinaa fines de los 80 y principios de los 90. El cambio se puede ver en los planes de la empresa Gabay que, a partir del envejecimiento del padre, queda en manos del hijo Gustavo: “El mundo está cambiando tanto, decía Gustavo, en poco tiempo no lo reconoceremos. Hay que ser más fuertes, más grandes, más internacionales”. Otro signo de esta transformación es el imaginario político en los medios masivos de comunicación: “Florencia entró a una revista semanal más bien política, es decir, más tradicional que lo que venía proponiendo, más cerca de América Latina y lejos de Francia, más cerca de la década pasada que de la que venía”. Ya en el año 90, Florencia misma declara: “No soporto la televisión oficial” y, más adelante: “Estoy harta de todo, María. De este país pacato y puto, de la deuda, de los chicos del subte, de la concha de su madre, de las novelas del presidente, todo. Basta para mí”.
Lo que se produce más bien es la apertura de otros sectores que habían permanecido cerrados y en la oscuridad por ya por mucho tiempo. Es el caso del campo de la cultura y el ambiente nocturno de Buenos Aires: “Nos gusta fumar, nos gusta cantar, nos gusta ir a esos teatritos donde la gente se desnuda en San Telmo (…). Nos fusta salir y tomar fanta con vino barato y caminar toda la noche”.  No es difícil asociar ese “teatrito” al mítico Parakultural y, por ende, a Batato Barea y todos los artistas y espectáculos que surgieron con él en ese momento. En este mismo sentido, se puede leer cómo se produce algo así como el equivalente porteño al destape español: “Andaba de noche, pateaba la calle, se juntó con nos cuantos para hacer una revista de sexo y algunas drogas. Con ellos fuimos a una discoteca llena de tipos con tules y maquillaje”.

CUERPO Y POLITICA

A pesar de ser un relato del cierre de la esfera pública, No es amor es una novela plenamente atravesada por la política. El conflicto no pasa por la militancia o la ideología, sino por el propio cuerpo de cada una de las protagonistas. Desde el principio está claro que la ley que une a María y a Florencia es la ley de atracción, especialmente de la primera por la segunda: “Florencia se rió, cabeceó el flequillo y sacó a pasear sus jeans por mi cuarto. Era 1987, Florencia seducía por su aspecto de periodista de serie americana, agresiva, apurada, filosita”. Sin embargo, hacerse cargo de lo que les pasa está más allá de las posibilidades de la dos y, de esa manera, se produce el exilio en plena democracia de Florencia: “Estoy fugada”, anuncia a quienes la reciben en Europa. ¿Fugada de qué? ¿De qué escapa? ¿De qué se exilia? De ella misma, de su propio deseo y, obviamente, de María.

FORMAS DEL AMOR

Desde el principio de la novela, la relación entre María y Florencia está tensada sexualmente. El pacto inicial al que son sujetas al momento en que empiezan a trabajar juntas en la revista establece la distancia: “sabe ella, como sé yo, que no tiene ningún motivo para confiar en mí, que esto no es amor, es un arreglo por arriba de nosotras”, enuncia Florencia. Sin embargo, rápidamente aparecen los motivos y el interés, quedando María ya desde el vamos en ventaja: “No me llevo bien con las mujeres (…) soy de relaciones cortas” dice, en oposición a Florencia, que claramente está buscando todo lo contrario: “yo lo que quería era enamorarme de todo el mundo. Y que todo fuera lindo y lo de las perdices”. Este desencuentro produce la huida de Florencia, al mismo tiempo que tiene un efecto crucial en las dos, en la medida en que se dan cuenta de la importancia de la otra en sus respectivas vidas y, en el reencuentro, se cristaliza el deseo de María: “¿Y si tengo que amar a una mujer? (…) La duda ya existía, habría que verificar: amar a una mujer”. El problema es que para ella se trata de encontrar una experiencia, algo casi intrascendente, mientras que para Florencia “no es la experiencia que regodea, sino el abismo, la nada después del orgasmo”. Una vez que tienen sexo, la relación se consolida como un perpetuo tire y afloje entre Florencia, enamorada hasta la médula y María, que sólo acude a ella en momentos de calentura. El problema de María tiene que ver, por un lado, con querer alcanzar la independencia que siempre le fue escamoteada por su entorno social y familiar. Por el otro, hay en ella una incapacidad para concebir el amor homosexual por fuera del coito, algo que queda claro ni bien ingresa Andrés al relato, el novio con el que sí puede ver el amor y la vida conyugal en el horizonte: “estaba segura de que sería para siempre. Él también: desde el principio nos llevamos como un matrimonio”. María no puede salirse por fuera de la determinación cultural de la heterosexualidad. Florencia, por el otro lado, se niega rotundamente a sujetarse a esa lógica: “me hace feliz ir a la cama con vos, pero no si fingís que no soy una mujer”. De esta manera, su relación queda condenada a la clandestinidad, al costado, a la sombra, al rincón.



FRANKENSTEIN


La excepcionalidad de Florencia (su rareza, su condición queer) pasa también por su cuerpo, siendo su seña particular la cojera (mal de Aquiles también, como de Federico García Lorca). Su cuerpo, nuevamente, se encuentra atravesado directamente por la política y, por un momento, casi se convierte en la intriga policial de la novela, al menos mientras María desconoce la naturaleza de ese fenómeno: “no me iba sin saber de qué se trataba esto, a quién había liquidado -¿sin vehículo?- o quién la había molido a palos y cómo se había saldado eso. (…) ese cuerpo merecía una explicación, un relato catártico por lo menos”. Sin embargo, esta expectativa se desinfla rápidamente cuando se descubre que  no hubo ninguna persecución, que sus heridas no son un efecto de la vida militante. Los años 70, una vez más quedan atrás para dar lugar a otro tipo de política y sus marcas corporales pasan a entrar en consonancia con sus marcas de identidad.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Diciembre en el Club de Lectura de Brandon: A CIEN MIL WATTS de Germán Weissi


CLUB DE LECTURA
Coordinado por Martín Villagarcía

El Club de Lectura de Brandon se reúne todos los meses para charlar sobre libros que abordan distintos aspectos de la temática LGTTBIQ. Es un espacio distendido donde nos juntamos a compartir nuestras reflexiones con amigos, a tomar algo y a conocer gente nueva. En Diciembre nos encontramos el miércoles 21/12 a las 20 hs a discutir A cien mil watts de Germán Weissi y, además, nos visita el autor y viene a charlar con nosotros. Ya te podés inscribir vía mail (martinvillagarcia@gmail.com o clubdelectura@brandongayday.com.ar) o en Brandon (Luis María Drago 236, abierto de miércoles a domingo a partir de las 20 hs). El precio es de $40 por mes y los podés pagar por adelantado o el mismo día del encuentro. Una vez que te inscribas, te vamos a entregar una guía de lectura con puntas de análisis y lecturas sugeridas. ¡Te esperamos!

DICIEMBRE
Miércoles 21/12 20 hs A cien mil watts de Germán Weissi
+ charla con el autor
Valor $40 (incluye guía de lectura)
Abierta la INSCRIPCIÓN
Casa Brandon (Luis María Drago 236, Almagro)

Agradecemos su difusión
Más información: 
martinvillagarcia@gmail.com          
clubdelectura@brandongayday.com.ar


CineClub Divine presenta EL ANSIA de Tony Scott



¿Se puede vivir para siempre? ¿El amor es eterno? ¿Cuál es el secreto de la belleza de Catherine Deneuve? ¿David Bowie fue siempre un vampiro? CineClub Divine presenta EL ANSIA (Tony Scout, 1983), la película más dark del cine inglés de los ochenta, con la legendaria participación de Bauhaus, David Bowie, Catherine Deneuve y Susan Sarandon. Vengan a refrescarse con sangre fresca de la mano de los vampiros más glamorosos. Lxs esperamos el jueves 01/12 a las 20.30 hs en La Usina (Bulnes 326). La entrada es libre y gratuita.
Y vayan preparándose para la última función del año: ROCKY HORROR PICTURE SHOW (Jim Sharman, 1975) el viernes 16/16 20. 30 hs

Casa tomada




Seca es la ópera prima como director y dramaturgo de Lucas Lagré. La propuesta inicial guarda una gran similitud con el cuento “Casa tomada” de Julio Cortázar: dos personajes, uno femenino y otro masculino, permanecen encerrados en una casa ante el avance de las masas enardecidas por la lucha de clases. Sin embargo, por fuera del lugar que habitan, el fenómeno está generalizado, la calle es un campo de batalla y la violencia y los destrozos remiten inmediatamente al 2001. De esta manera, Seca demuestra una vez más cómo esos días fatídicos de hace 10 años se convirtieron en un núcleo productor de relatos, al mismo tiempo que marcaron un antes y un después en la historia contemporánea del país. De alguna manera, es lo más cerca que estuvo la Argentina del imaginario cyberpunk (hoy ya retro-futurista).
El uso de una pareja compuesta por un personaje femenino (Julia, interpretada por Verónica Intile) y otro masculino (Javier, interpretado por Matías Marmorato), en el contexto del desastre generalizado, retoma el concepto del arca de Noé e instala la pregunta: ¿Cómo y para qué reproducirse? El problema en realidad está en que Javier insiste en permanecer por fuera de la sexualidad, borrando las marcas de género (y generando así una variación del lenguaje) y reprimiendo su deseo. Julia, al contrario, está desbordada por su deseo, algo que se puede ver no sólo en su agresividad sexual, sino también en su trastorno alimenticio.
A puerta cerrada, la otra pregunta que instala Seca es ¿cómo vivir juntos? Y la vuelta de tuerca la viene a dar Gustavo (Sergio Ballerini), el tercer personaje en discordia, que llega para quebrar el inestable orden que había ya entre Julia y Javier. Ambos dos tienen cada uno su objetivo para con él y viceversa. Juntos, descubren distintas formas de vivir el hambre, la desesperación y la pobreza.
La puesta es austera y tiene que ver con el conflicto en cuestión. Dentro de la casa lo único que quedó es alcohol, un juego de cartas, dos camas y una biblioteca, signo de clase por excelencia, aunque luego sea utilizada con otros fines prácticos. La iluminación es absolutamente climática y tiene un uso productivo para generar los momentos de reflexión y psicosis de los tres personajes.
La próxima función de Seca es el Domingo 13 de noviembre a las 20:30 hs en el marco del Festival de Teatro Emergente que se hace en el nuevo Abasto Social Club (Yatay 666). Las reservas pueden hacerse en abastosocialclub@fibertel.com.ar


Ficha técnico artística
Dramaturgia: Lucas Lagré
Actúan: Sergio Ballerini, Verónica Intile, Matías Marmorato
Voz en Off: Marcelo Acquaticci, Ariadna Asturzzi, Sebastián Duarte, Tulio Gómez de Álzaga, Marisa Pájaro, Marienn Perseo
Vestuario: Eneas Escalante
Escenografía: Eneas Escalante
Diseño de espacio: Eneas Escalante
Diseño de luces: Gaston Calvi
Diseño sonoro: Pilar Gallardo, Gastón Isola, Ezequiel Montenegro
Fotografía: Alejandro Ojeda
Diseño gráfico: Alejandro Ojeda
Asistencia de dirección: Sebastián Duarte
Producción ejecutiva: Cynthia García Calvo
Dirección: Lucas Lagré

lunes, 14 de noviembre de 2011

Adaptación







Tres luces
Claire Keegan
Eterna Cadencia
2011











NOSTALGIA Y OLVIDO

Tres luces captura el momento de vida de una niña en que todo cambia. Narrada enteramente desde su punto de vista, la nouvelle comienza con el viaje en auto que realiza junto a su padre desde el hogar familiar hasta el que será su hogar sustituto por un tiempo, la casa de los Kinsella. Ya desde el principio, la niña se deja seducir por el imaginario que le sugiere su destino: “Me imagino a mí misma acostada en un dormitorio oscuro, con otras niñas, diciendo cosas que no repetiremos cuando llegue la mañana”, enuncia, tomando distancia de su propia vida hasta ese momento.
Una vez en la casa de los Kinsella, comprueba dos cosas. Por un lado, que se halla en un momento bisagra de su vida: “Estoy en un punto en el que no puedo ser la que siempre soy ni convertirme en la que podría ser”. Por el otro, que la experiencia que le espera es distinta. Se puede leer este fenómeno como la apertura al mundo de un niño que sale por primera vez de las cuatro paredes familiares hacia lo nuevo y desconocido. En un principio, el hogar (y todo lo que implica) permanece en su mente como lo normal, aquello con lo que todo va a ser comparado; tal como ocurre con el matrimonio que la recibe, que es definido por su diferencia con sus propios padres: “[La Sra. Kinsella] Se ríe y humedece el pulgar y me limpia la cara. Puedo sentir su pulgar, más suave que el de mi madre, sacándome algo”. Sin embargo, rápidamente, la experiencia (y la figura materna que reemplaza a su propia madre) se vuelve inconmensurable: “Sus manos son como las manos de mi madre, pero hay algo más en ellas, algo que nunca antes sentí y no sé cómo llamar. Me siento sin palabras, pero esta es una casa nueva y necesito palabras nuevas”.
Su vida como la conocía queda atrás al momento en que el padre se retira y la deja sola, especialmente porque no le deja ni siquiera la valija con sus pertenencias. Devuelta, aunque sea simbólicamente, a un grado cero, la niña permanece en un punto inestable entre la nostalgia y el olvido. Si bien tiene momentos en los que quiere es el retorno: “deseo volver a casa para que todas las cosas que no entiendo sean como siempre son”, inmediatamente después da señales de adaptación y de olvido: “Trato de recordar otro momento en que me haya sentido así y me pongo triste porque no puedo acordarme, y feliz, también, porque no me acuerdo”.

HOGAR

En la casa de los Kinsella, la niña encuentra un nuevo significado para la palabra hogar. Desde que pone el pie adentro por primera vez, encuentra una sensación de calor y comodidad inédita en su vida hasta ese momento, algo que no había sentido en casa con su propia familia: “Desde la puerta sopla una corriente de aire fresco, pero aquí hace calor y todo está quieto y limpio”. La mayor diferencia se da en la dinámica de la relación que los Kinsella establecen con ella. A diferencia de lo que ocurre en su casa, donde tiene que trabajar y nadie se ocupa de ella, en su nuevo hogar “hay espacio y tiempo para pensar”. Por otro lado, también es distinta la relación que hay entre el matrimonio con respecto a la de sus padres. El afecto y el calor gobiernan, en contraposición a la frialdad y al descuido que está acostumbrada a observar. Rápidamente la niña desarrolla un fuerte vínculo con la Sra. Kinsella, quien la acompaña siempre, se ocupa de ella, y con quien la ternura es recíproca: “la agarro de la mano y siento que la equilibro”. De esta manera, el tiempo se desarrolla de manera placentera, “cada día se parece mucho al anterior”, produciendo unas sensación de confort y tranquilidad.

TIEMPO

La calma con que se desarrolla la trama de Tres luces, sumada al escenario del campo, produce un efecto de atemporalidad en el relato. Todo parece ocurrir en un momento indefinido, muy lejos de la experiencia urbana, con apenas algunos rastros de contemporaneidad esparcidos espaciosamente, como por ejemplo el uso generalizado de automóviles para transportarse. El contexto interviene únicamente a través de las noticias, que también parecen venir de lejos, y apenas intervienen en la vida de los personajes. Se habla, por ejemplo, de la noticia de la muerte de un huelguista y, más adelante, se retoma este tema en el noticiero nocturno: “pasan a la madre del huelguista muerto, disturbios, luego al Taoiseach y a unos extranjeros en África, muriéndose de hambre, y después el informe meteorológico, que dice que va a hacer buen tiempo otra semana”. Ninguno de estos acontecimientos tiene el menor efecto sobre la realidad en que se encuentran inmersos los personajes. El noticiero muestra un suceso terrible tras otro sin el menor rigor y a una velocidad que resulta completamente ajena a la vida en el campo. Quizás la noticia que tiene mayor trascendencia es la de la continuación del buen clima. En este sentido, la nouvelle de Claire Keegan se puede emparentar con los relatos góticos del sur norteamericano, como por ejemplo los de Carson McCullers o Truman Capote, que también transcurren en la lejanía del campo, lejos del bullicio de la ciudad y en un idilio que puede sólo puede ser pretérito e irrecuperable.

CUENTOS DE HADAS

Hay algo en la experiencia en la que se embarca la niña protagonista de Tres luces que recuerda a los cuentos de hadas. Por un lado, se puede pensar en el abandono que sufre por parte de sus padres y en cómo la dejan, de alguna manera, liberada a su propia suerte, algo que les ocurre a los niños al comienzo de casi todos los cuentos de hadas, desde Alicia hasta los jóvenes Darling en Peter Pan. La situación está medianamente normalizada por el inminente parto de la madre; sin embargo, los propios Kinsella advierten la negligencia con que atienden a la niña en su casa. La Sra. Kinsella repara en esto: “Dios te ayude, criatura. Si fueras mía, jamás te habría dejado en una casa con extraños”. Inmediatamente, el clima se enrarece, abriendo paso al mundo de lo siniestro, característico también de los cuentos de hadas. Por otro lado, hay algo del orden de lo perverso en el vínculo que se establece entre la niña y el Sr. Kinsella. Si bien al principio le presta poco y nada de atención, progresivamente se va produciendo un acercamiento donde lo corporal entra en juego. La niña empieza a volverse su predilecta, pasa a sentarse sobre su falda y él no puede sacarle los ojos de encima.

RUMORES

La tranquilidad y el confort inicial que encuentra la niña en el hogar adoptivo se ven interrumpidos de manera intermitente por la emergencia de un secreto que los Kinsella ocultan con celo. Esto se vuelve evidente en la insistencia con que intentan aparentar la normalidad: “En esta casa no hay secretos, ¿oíste?” le dice la Sra. Kinsella al principio. Sin embargo, ella sabe que eso es una mentira y la resolución del misterio llega con el personaje de Mildred, el otro adulto con el que la niña interactúa. Es en este aspecto donde la convivencia en el pueblo pierde todo idilio y se vuelve infernal, en el modo en que el rumor y el chisme atraviesan todas las relaciones. Mildred “se muere de curiosidad” y le hace toda clase de preguntas sobre los Kinsellla, para finalmente abordar su secreto mejor guardado: la muerte de su hijo. Es en ese momento que la niña (y también el lector) se da cuenta de cómo ella llegó para ocupar un lugar vacante en la familia que la adopta temporalmente, algo que explica tanto la relación que los dos desarrollan con ella, como la ropa con que la visten en un principio. La niña, ni bien llega a la casa nueva, no hace sino devenir ese niño muerto, usando su ropa, durmiendo en su cuarto y recibiendo el amor y el afecto de sus padres. No obstante, ellos también llegan a la vida de ella para ocupar un lugar vacante, que es el del cuidado y la atención paternal. De esta manera, se produce de ambas partes el encuentro con lo que tanto se busca.

VUELTA A CASA

La vuelta a casa es inevitable y se produce abruptamente, que es el único modo de interrumpir la felicidad hallada por los personajes. Al contrario de lo que ocurre en los cuentos de hadas, la niña no quiere volver y si decide hacerlo de manera apresurada es sólo para no prolongar el dolor de la despedida: “Ahora que sé que tengo que volver a casa, casi quiero irme para terminar con el asunto”.  Una vez de vuelta en su hogar familiar, ahora es ella quien porta la diferencia y extrañeza con respecto a los demás, tanto a sus padres como a sus hermanos: “Mis hermanas me miran como si fuera una prima inglesa”. Sin embargo, las cosas no vuelven a como eran antes, la experiencia produjo un cambio irreversible, tanto en ella como en los Kinsella.

jueves, 10 de noviembre de 2011

En éxtasis


Renata Schussheim. “Estado de gracia”
(Mundo Nuevo Gallery Art).


Una vez más, Renata Schussheim complace con su nueva muestra de pinturas. Esta vez se trata de “Estado de gracia”, una serie de trabajos realizados en el transcurso del último año en torno a diferentes técnicas y temáticas y expuestos en la galería Mundo Nuevo Gallery Art. Al igual que en “Epifanía”, su retrospectiva en el Museo Nacional de Bellas Artes llevada a cabo en el año 2006, el nombre elegido para la muestra la coloca en una dimensión cercana al orden de lo sagrado y lo religioso, haciendo de cada una de sus imágenes pequeñas (y enormes) revelaciones.

Custodio
El recorrido se inicia en un primer salón donde el espectador se encuentra, inmediatamente, con dos custodios. Dos figuras mellizas, pero invertidas, y rodeadas de un halo divino. La técnica empleada es la de pintura sobre foto, una experiencia inédita hasta el momento en la obra de Renata Schussheim. De este mismo modo están realizados los retratos de Jean Francois Casanovas y Totó (un payaso del Cirque du Soleil), entre otros. En todos los casos el efecto es abrumador e imponente, alcanzando de esta manera una nueva forma de figuración tan o más exquisita que sus ya clásicos dibujos.

Jean Francois Casanovas
Por otro lado, hay una serie de cuadros que trabajan sobre la relación entre lo humano, lo animal y sus bordes. En estos retratos, las (en su mayoría) mujeres aparecen acompañadas de perros con cuerpos de niños en situaciones donde lo extraño predomina, especialmente por la familiaridad y, al mismo tiempo, sorpresa, ante la existencia de estos nuevos sujetos. Esta convivencia es llevada al extremo en “Familia tipo”, donde el animal-humano es incorporado al grupo familiar en tanto portador de una subjetividad compartida con los demás.

El poder de esa mirada
Por último, “Estado de gracia” se completa con una serie de cajitas diminutas que contienen collages de temática mágico-religiosa, donde recortes de estampitas y pequeñas figuras de vírgenes aparecen como epifanías en el desierto. Aunque extrañas a esta muestra, se pueden apreciar al fondo de la galería algunos de los cuadros que compusieron “Pájaros en la cabeza”, una serie de cuadros exhibida en el 2007 y que dialogan perfectamente con la producción más reciente de Renata Schussheim.

-¿Por qué se llama “Estado de gracia” la muestra? Su retrospectiva en el Museo Nacional de Bellas Artes se llamó “Epifanía”. ¿Cómo aparece la dimensión religiosa en su obra y en su imaginario?
Es que no está puesto de una manera religiosa. “Epifanía” en realidad tampoco tenía que ver con la epifanía de los reyes magos, sino que busqué en el diccionario lo que quería decir epifanía y, en realidad, la traducción, la que viene del griego es “poner a la luz”, “iluminar”. Todo lo que tiene que ver con lo luminoso y lo que uno pone para que se vea. Entonces ahí como que me cuajaba perfectamente. “Estado de gracia” también, no está referido a lo religioso, sino a un estado de mucha felicidad casi rozando con lo sagrado, que no es lo mismo que lo religioso.
-Sin embargo, lo religioso y lo sagrado aparece mucho…
Sí, en esa serie de las cajitas, que es una serie, como digo yo, religiosa, místico-humorística.
-Lo animal es recurrente en su obra, pero nunca aparece puro, sino vinculado a lo extraño, como deformado o cerca de lo humano.
Más que deformado, humanizado.
-¿Por qué?
Porque me interesa toda esa relación entre lo humano y lo animal. Entre lo animal que tiene la gente, las personas, y lo humano que tienen los animales.
-¿Por qué los pájaros? Aparecen mucho, también en su muestra anterior, “Pájaros en la cabeza”.
De siempre, no tengo una explicación de eso. Desde que empecé a dibujar que trabajo con el tema de los pájaros. Me acuerdo que hice una exposición en La Plata hace muchísimos años que se llamaba “Intentos de vuelo”. O sea que siempre es una temática que tuvo que ver conmigo y que me interesó hacer. Uno no sabe tampoco, no tiene una explicación racional de por qué pinta determinadas cosas.
-Pero es un tema que le interesa.
Es recurrente.
-¿Cómo es el proceso creativo de Renata Schussheim? ¿Las imágenes son como epifanías y se le revelan enteras y de una vez? ¿Cuánto tiempo tarda en pintar un cuadro?
No, no hay una fórmula. No hay una cláusula porque a veces empiezo un dibujo, lo dejo, agarro otro. A veces hago dos al mismo tiempo. A veces lo dejo dos años y lo vuelvo a agarrar. O sea que no, no hay fórmula.
-¿Cuánto tiempo le lleva pintar un cuadro? ¿Le pasa que pinta uno de corrido en una noche o generalmente es más un trabajo de hacer un día una parte…?
Sí, es así. Es más fraccionado.
-¿Trabaja con varios a la vez?
Por ahí trabajo con varios a la vez. El trabajo con el lápiz es muy minucioso, después viene al final de todo pintar los fondos. En general me lleva días.
-¿Y estos que son de Jean Francois Casanovas, Totó y los custodios de la entrada son sobre fotos?
Sí, ese es un trabajo que es pintura acrílica sobre foto. Es la primera vez que lo hago y me costó mucho hacerlo.
-La mayoría de los cuadros de esta muestra son del 2011. ¿Estuvo encerrada trabajando?
No, encerrada no estuve. Trabajé bastante más, sí. Digamos, me protegí de lo exterior y me quedé trabajando bastante, pero encerrada no y excluyendo otras cosas tampoco, porque trabajé mucho en teatro también.
-¿Cuándo era tan joven vio que iba a llegar tan lejos o se imaginaba de otra manera? ¿Cómo se proyectaba?
Yo cuando era muy, muy chiquita quería ser como Picasso. Después me bajó un poco el penacho y dije “bueno, Miró…”, más abajo. Y después no me importó ser como nadie. Después realmente dije “lo que yo quiero hacer es lo que me gusta y disfrutarlo” y no me propuse tener una meta social o de ubicación en lo social.
-¿Qué Picasso le gustaba?
Cuando yo era chiquita dibujaba cosas raras y firmaba “Picasso”. Te estoy hablando de cuando tenía seis años. O sea, quería ser un pintor, digamos.
-¿Y qué pintores le gustaban mucho cuando se estaba formando? ¿Pensaba “me gustaría ser como tal…”?
Me gustaba mucho El Bosco, que me influenció mucho. Mucho Magritte, también. Matisse me gustaba muchísimo.
-¿Y argentinos?
Argentinos me gustaba mucho Alonso, que fue mi maestro y que me influenció mucho. Macció, Eguía, Inés Vega, María Orensanz, mucha gente que me gusta.

Renata Schussheim
Estado de gracia
Del 31 de octubre al 30 de diciembre de 2011
Mundo Nuevo Gallery Art
Callao 1870 planta baja
www.fundacionmundonuevo.org.ar