viernes, 25 de marzo de 2011

La política del cuerpo

En 1998 Marilyn Manson lanzó al mercado su disco más controversial hasta la fecha: Mechanical Animals. El escándalo no se generó por su contenido musical, que repetía en mayor o menor medida la consigna nihilista de su álbum anterior, Antichrist Superstar, sino por la tapa y el imaginario adoptado para esa era (es decir, los personajes interpetados por la banda, en uno de los tantos gestos Bowie del disco). Marilyn Manson había dejado atrás los corsets, los borcegos y las medias de red rotas, se había despojado de todo y aparecía ahora desnudo, con tetas, seis dedos en cada mano, gris y asexuado. Es decir: un extraterrestre. No era la primera vez que Manson avanzaba sobre su cuerpo, ya lo había hecho en sus performances anteriores en las que iba haciendo sobre su piel un dibujo de sangre con la ayuda de una gillette o cualquier elemento cortante que tuviera a la mano. Si la estética (y la consigna, por qué no) de Marilyn Manson ya era queer (ver si no su travestismo, su androginia y su defensa de la diferencia y de la libertad, es decir: su satanismo), Mechanical Animals llevó esto al extramo, algo que puede verse en la "Marcha por los derechos de Marilyn Manson" que se organizó en Buenos Aires en 1998 como parte de la campaña de lanzamiento del disco. 
13 años más tarde, Lady Gaga lanza en 2011 Born This Way (el álbum sale el 23/05, pero la nueva era ya está acá) y reinstala el problema. Al igual que Manson, Gaga viene adoptando una poética absolutamente queer (en sus videos, en sus performances y en su estilo musical, como también en su actividad política), pero el nuevo álbum (junto con video, el single y las performances) recolocan la postura en su propio cuerpo. En la tapa de "Born this way", Lady Gaga aparece sin cejas, con cuernos y con prótesis en los hombros. Es decir: un extraterrestre. En su caso tampoco es la primera vez que hace política con el cuerpo; algunos años atrás, en pleno ascenso, corrió el rumor (jamás desmentido por ella) de que era trans y que tenía genitales masculinos y femeninos. Con Born this way Lady Gaga extrema su rareza y hace de sí misma y de sus fans una nueva raza nacida en el espacio, sin prejuicios y absolutamente libre.

viernes, 18 de marzo de 2011

Abril en el Club de Lectura de Brandon
























Para vos, que te gusta juntarte con amigos a charlar sobre libros y a tomar algo, que te gusta conocer gente nueva y buena onda, el Club de Lectura de casaBrandon es tu lugar ideal. Nos juntamos todos los meses en la casita a charlar sobre libros actuales de temática LGTBI y en Abril la propuesta es leer Osos de Diego Vecchio. El miércoles 13/04 a las 20 hs nos reunimos para hablar del libro y el miércoles 20/04, a la misma hora, contamos con el autor como invitado especial. Ya te podés inscribir en Brandon (Luis María Drago 236, abierto de jueves a domingo a partir de las 20 hs) o vía mail (clubdelectura@brandongayday.com.ar o martinvillagarcia@gmail.com) y el precio es de $40 por mes, que los podés pagar por adelantado o el mismo día del encuentro. Una vez que te inscribas, te vamos a entregar una guía de lectura con puntas de análisis y lecturas sugeridas. ¡Te esperamos! 

ABRIL
Miércoles 13/04 20 hs Osos de Diego Vecchio
Miércoles 20/04 20 hs charla con el autor
Valor $40 (incluye guía de lectura)
Abierta la INSCRIPCIÓN
Casa Brandon (Luis María Drago 236, Almagro)
 

viernes, 11 de marzo de 2011

El amor en los tiempos del sida


Puede resultar complejo concebir la manera de adaptar un libro de crónicas a una puesta teatral. Por un lado, son géneros disímiles que apelan a formas de contar diferentes. Por el otro, el libro original de Pedro Lemebel está compuesto por crónicas que no tienen una continuidad narrativa. No obstante, Gerardo Begérez encuentra la manera de hacer esto posible.
La obra Loco afán está compuesta por una sucesión de cuadros en los que las anécdotas de las crónicas aparecen apropiadas por los personajes que las narran en primera persona, todas ellas travestis chilenas pertenecientes a la generación de los 80 e inicios de los 90. En principio se trata de monólogos, en los que se entabla un diálogo imaginario entre los actores y una segunda persona, ya sea un periodista que viene a investigar cómo son esas vidas, o el público en general. El tipo de monólogo es similar al que puede verse en la trasnoche de cualquier pub gay, y esto se puede considerar una revalorización de esta práctica; sin embargo, el texto de Lemebel y el clima de la obra en general la desestabilizan, la corren de lugar y la llevan a otro lado.
En todo caso, en su totalidad los personajes son hablados por el sida. El hilo conductor (tanto de la obra como del libro de Lemebel) es la conjunción de una serie de tres elementos: sida, travestismo y Latinoamérica. Es el caso de la prostituta compuesta por Marcelo Iglesias al comienzo, que cuenta sin pelos en la lengua cómo se ponen las tetas las travestis latinas, haciendo una demostración con su propio cuerpo. Marinero Miel encarna a una travesti que, como las que pueblan los cuentos de Naty Menstrual, ya está cansada de tanto andar sobre esos tacos chuecos y gastados, entregada al alcohol y con tanta mala suerte que se contagió el virus del HIV de la única persona con la que no se cuidó: un norteamericano. Este detalle no es casual, por detrás del texto hay una férrea militancia latinoamericana anti-Estados Unidos, que se puede ver también en el cuadro de Daniela Ruiz, en la que una loca fan de Liz Taylor escribe a su ídola una carta implorándole que le envíe una de las piedras preciosas de la corona de Cleopatra para conseguir el AZT necesario para vivir por unos meses más.
La muerte es una constante a lo largo de la obra, es la sombra que se proyecta sobre todos sus personajes, y la única manera de disiparla es por medio de la risa, el único remedio efectivo para calmar el dolor. Provistas de un humor ácido y negro azabache, estas travestis logran reírse de sí mismas, y la que mejor lo hace es la Camaleón, personificada por Hernán Torres Castaños. Aparte de someterse a sí misma a la risa, lo hace con el resto de sus compañeras, a las que bautiza nuevamente con nombres como “la yo-nó”, “la tacones lejanos”, “la sui-sida”, “la desapare-sida” o “la ven-sida”, entre muchos otros más. La obra se cierra con una escena en la que, como ocurre en Una visita inoportuna de Copi, uno de los personajes se encuentra al borde de la muerte y debe ser asistido por los demás. Si bien la risa prueba ser efectiva en el resto de la obra, en esta última escena la carcajada transita por la delgada línea que la separa del llanto hasta alcanzar la oscuridad del telón final.

Ficha técnico artística
Autoría: Pedro Lemebel
Concepción: Pedro Lemebel
Adaptación: Gerardo Begérez
Actuan: Marcelo Iglesias, Marinero Miel, Daniela Ruiz, Hernán Torres Castaños
Vestuario: Martín Sal
Diseño de espacio: Gerardo Begérez
Diseño de luces: Gerardo Begérez
Edición de sonido: Diego Neón
Musicalización: Marcelo Iglesias
Fotografía: Gastohn Barrios, Soledad Tejon
Asistencia de dirección: Marcelo Iglesias
Dirección: Gerardo Begérez

TEATRO LA COMEDIA
Rodriguez Peña 1062
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4815-5665 / 4812-4228
Web: http://www.lacomedia.com.ar
Entrada: $ 50,00 - Viernes - 23:00 hs - Hasta el 27/05/2011
Entrada: $ 50,00 - Sábado - 23:00 hs - Del 01/03/2011 al 27/05/2011

martes, 8 de febrero de 2011

Club de lectura en casaBrandon
























¿Nunca te pasó que leíste un libro y no tenías con quién comentarlo? ¿Tenés ganas de leer, pero te cuesta organizarte o encontrar el momento adecuado para hacerlo? ¿Querés leer historias como la tuya pero no sabés dónde encontrarlas? ¡Vení a la casita a leer con nosotros en el nuevo club de lectura! Vamos a juntarnos una vez al mes a charlar sobre libros de literatura argentina contemporánea de temática LGTB. El primer encuentro va a ser el jueves 10 de Marzo y vamos a hablar de Continuadísimo, el libro de cuentos de Naty Menstrual. La inscripción es a partir del jueves 10 de Febrero en Casa Brandon (Luis María Drago 236, abierto de jueves a domingo a partir de las 20 hs) y el precio es de $40 por encuentro. Una vez que te inscribas, te vamos a entregar una guía de lectura del libro, con puntas de análisis y lecturas sugeridas. Vení a compartir tu opinión, a conocer gente, a charlar, a discutir y a divertirte. ¡A leer, que ya falta poco!

INSCRIBITE a partir del 10/02
Valor $40
Incluye guía de lectura
1° encuentro jueves 10/03
sobre Continuadísimo de Naty Menstrual
casaBrandon
Luis María Drago 236 (Almagro)

lunes, 7 de febrero de 2011

¿Qué es la realidad?

La realidad es (por lo menos desde la invención del psicoanálisis) una categoría que ha ido perdiendo cada vez más su estabilidad. Dos films del 2010 toman como punto de partida la puesta en cuestión de ese estatuto para llevarla hasta las últimas consecuencias: Inception (Christopher Nolan) y Black Swan (Darren Aronofsky). 
Inception plantea un futuro cercano (por no decir inmediato, puesto que el único futuro que se puede imaginar luego del 2000 es el de mañana) en el que es posible ingresar a los sueños de las personas a voluntad, construirlos a gusto y, de esa manera, manipular sus inconscientes. El problema es que, una vez transgredido el sueño, se quiebra la barrera entre los sueños y la realidad, en la medida en que uno entra de verdad al sueño del otro. A partir de ese momento, lo real y lo imaginario se prestan a confusión y el peligro de perderse es inminente. Ante el abismo de sueños y realidad que se crea, los personajes deben optar por qué realidad les parece más real, como ocurre en Matrix (Andy y Lana Wachowski, 1999).
Black Swan narra el duro camino que debe atravesar Nina Sayers (Natalie Portman) para obtener el rol protagónico de El lago de los cisnes. Si bien al principio los obstáculos son efectivamente reales y acordes a la situación en que se encuentra (la competencia con las otras bailarinas, el lidiar con el acoso del director, etc.), pronto su peor enemigo pasa a ser ella misma y su imaginación, que no hace sino nublar su percepción de la realidad, empujándola cada vez más hacia la locura.
En ambos films el estatuto de lo real queda puesto en suspenso y los personajes permanecen presos en un limbo que está a medio camino entre la vigilia y la ensoñación, al cual pueblan con sus propios demonios interiores. En el caso de Inception, Cobb (Leonardo Di Caprio) debe enfrentarse con la memoria de su difunta mujer (Marion Cotillard); en Black Swan, Nina lidia con una madre sobreprotectora (Barbara Hershey), Lily (Mila Kunis), una bailarina que quiere su papel y Beth Macintyre (Winona Ryder) aquella a quien viene a reemplazar.  
Las dos películas, por otro lado, se encuentran severamente influenciadas por el imaginario del animé, especialmente Ghost in the Shell (Mamoru Oshii, 1995) y Paprika (Satoshi Kon, 2006) en el caso de Inception y Perfect Blue (Satoshi Kon, 1998) en el de Black Swan. En primer lugar, como en Ghost in the Shell, el film de Christopher Nolan presenta la posibilidad de manipular el inconsciente a gusto. Por otro lado, como en Paprika, en Inception es posible ingresar a los sueños de las personas, solo que en vez de perseguir fines terapéuticos se trata más bien de obtener información o producir efectos. Perfect Blue y Black Swan, por último, presentan una trama casi idéntica: tanto Mima Kirigoe (la protagonista del film de Satoshi Kon) como Nina Sayers luchan por dar el gran salto (convertirse en una estrella de cine en un caso y encabezar El lago de los cisnes en el otro), deben hacer frente al mundo que las rodea (la competencia, las figuras represivas que tienen al rededor, etc.) y acaban perdiendo la razón y la moral en el camino. Si bien de a ratos la trama (y las escenas) bordean el plagio, Darren Aronofsky está cubierto en la medida en que compró los derechos de Perfect Blue con el fin de emular una de sus escenas en Requiem for a dream (2002). 
La convergencia del cine con el mundo de la ensoñación funciona, de alguna manera, como una puesta en abismo. Es que el cine, como los sueños, se asemeja a la realidad, pero no lo es; más bien lo que hacen ambos es realizar el imaginario.

viernes, 4 de febrero de 2011

El futuro

Tradicionalmente, el imaginario del futuro siempre estuvo poblado de autos voladores, rascacielos que trascendían la atmósfera, robots, etc. Sin embargo, inmediatamente después del año 2000 ese imaginario quedó truncado, junto con el género que más lo fomentó.
La ciencia ficción produjo hitos cinematográficos notables a lo largo de todo el siglo XX, desde la temprana Metrópolis (Fritz Lang, 1927) hasta The Matrix (Larry y Andy Wachowski, 1999), pasando por diferentes altibajos de acuerdo a la época y al contexto político. Conforme se iba acercando el fin del milenio, el imaginario del futuro se fue volviendo cada vez más oscuro y épico; es así como aparecen películas como Blade Runner (Ridley Scott, 1982) y Brazil (Terry Gilliam, 1985) en los '80 y Twelve Monkeys (Terry Gilliam, 1995) y The Fifth Element (Luc Besson, 1997) en los '90. El futuro hasta ese momento siempre fue el año 2000 y pico, y presentaba un mundo hiper-tecnologizado y, a la vez, devastado por este mismo hecho. Una vez alcanzado finalmente el año 2000, ese imaginario del futuro que había alimentado el siglo XX  se diluyó.
En primer lugar, toda la paranoia y especulación respecto de la llegada del año 2000 (desde el Y2k hasta las predicciones de Nostradamus) resultaron falsas. En segundo lugar, el avance desmesurado de la tecnología ya había dejado de ser producto de la imaginación, era real y cada vez se volvería más rocambolesco. Por último, la irrupción del 9-11 fue el último peldaño que hacía falta para la realización de un futuro que hasta ese momento permanecía en la esfera de lo imaginario.
La entrada al año 2000 (al siglo XXI) fue la entrada al futuro, que a partir de entonces se convirtió en el presente, y el imaginario del futuro cambió. Ya no hay autos voladores, ni rascacielos, ni robots; la velocidad de la tecnología ya no deja margen para la imaginación, los avances están a la vuelta de la esquina y todo se vuelve viejo y obsoleto apenas es producido. El futuro dejó de ser algo distante y pasó a ser algo inmediato. Es por eso que la ciencia ficción solamente puede imaginar futuros próximos, como el de Inception (Christopher Nolan, 2010) o el de Children of Men (Alfonso Cuaron, 2006). 

martes, 1 de febrero de 2011

El arte como forma de vida



















Una vez más el MALBA otorga su espacio a la vanguardia de los espléndidos años sesenta y dedica una retrospectiva al sinónimo del POP en la Argentina, Marta Minujín. Esto no resulta sorprendente teniendo en cuenta que las últimas grandes muestras del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires estuvieron dedicadas a dos artistas vinculados con este período, Andy Warhol y Robert Mapplethorpe.
La muestra está organizada de manera cronológica, así que lo primero que se puede ver son los óleos de su primera época. Si bien Marta Minujín comienza a producir hacia fines de los años cincuenta, cuando lo que más adelante se llamaría arte Pop todavía no había nacido como tal, está claro que su obra está signada ya desde su inicio bajo la imaginación Pop. Sus primeras obras, cercanas en algún punto al expresionismo abstracto, trasladan e incorporan, al mismo tiempo, la música al arte pictórico, inaugurando de esta manera la alquimia que será su marca distintiva.
El leitmotiv que anima a Minujín es hacer arte de todo, convertir el arte en una forma de vida, y para eso es necesario convertir la vida en una obra de arte; el punto de partida es la vida privada: el dormitorio. Gran parte de su primera etapa está dedicada al exhibicionismo de la intimidad, desde su propio colchón devenido obra, hasta los colchones de colores manufacturados por ella misma, pasando por un cuarto todo acolchonado y la puesta en escena de la habitación de una pareja (con la pareja incluida).
A partir de este momento se puede decir que  la categoría “arte” queda para  siempre en cuestión. La obra de Minujín trasciende los límites, tanto de los sistemas de categorización como de los soportes, desestimando de este modo lo material para ligarse más bien con el tiempo y el espectáculo, ejes del arte del happening y de la performance, disciplinas que explotará al máximo. Es también en este momento, hacia mediados y fines de los sesenta, que la obra de Marta Minujín se convierte en un perpetuo estallido Pop, que culminará en su propio devenir mediática. Resulta lógico entonces que el siguiente paso en su obra sea la experimentación tecnológica y con los medios; obras como “Minuphone” o “Simultaneidad en simultaneidad” invierten y a la vez llevan al extremo el alcance de los medios masivos de comunicación. El recorrido por la primer parte de la muestra finaliza inmediatamente después de este punto, cuando encuentra en la experiencia hippie un modo de vivir el arte como forma de vida: desplegada en un cuarto donde todo hace pensar en el espíritu animado por la voz de Janis Joplin y la guitarra de Jimi Hendrix, a la vez que el empapelado de papel de aluminio plateado remite directamente a la Factory de Warhol y a los recitales multimediales y escandalosos de The Velvet Underground.

La muestra continúa en el primer piso, que recoge la obra producida a partir de los años setenta. En consonancia con el devenir de la historia latinoamericana, se puede ver como en este punto su obra se vuelve cada vez más política, al mismo tiempo que se encripta para evitar el destino de la mayor parte de los artistas argentinos durante la época: el exilio. Es en este período donde se lleva a cabo la performance “Kidnappening”, que presentaba una simulación de secuestro. Por otro lado, también pertenecen a esta época “Comunicado con tierra”, acción que tuvo como precepto la unión latinoamericana a través de la tierra misma y las fotografías con Andy Warhol, un poco más adelante en los ochenta, en las que Minujín le paga la deuda externa con maíz, “el oro latinoamericano”.
Una vez restituida la democracia tiene lugar el happening “El Partenón de libros”, un partenón construido enteramente con todas aquellas obras que habían sido prohibidas durante la última dictadura. Ya durante los ochenta, se da inicio a la seguidilla de happenings de grandes magnitudes por los que hoy en día Minujín es más conocida, como “El obelisco de pan dulce”, por ejemplo. En la terraza del museo, por último, se pueden ver las famosas esculturas fragmentadas, que revisan desde la contemporaneidad posmoderna de los ochenta el arte clásico y el mundo helénico. 
El grueso de la muestra está constituido por registros, ya que la mayor parte de la obra de Marta Minujín fue destruida por la artista misma, ceremonia que celebró desde su primera etapa, que culminó con una hoguera pública. La destrucción es en realidad el paso final de su trabajo, aquello que lo completa; y es que el arte Pop es un puro presente y, como el Punk, efímero e instantáneo. Nadie lo dijo mejor que Kurt Cobain: “Es mejor quemarse que apagarse lentamente”. 

Del 26 de noviembre al 7 de febrero de 2011. Sala 5 (2º piso), sala 3 y terraza (1º piso)
Marta Minujín. Obras 1959-1989
Curadora invitada: Victoria Noorthoorn

lunes, 24 de enero de 2011

Tim Burton y el cine

 El 2010 fue un año muy Burtoneano, desde la retrospectiva de su obra que se montó en el MoMA (el Museo de Arte Moderno de Nueva York), hasta el estreno de su proyecto cinematográfico más ambicioso hasta la fecha: Alice In Wonderland (2010). Los dos acontecimientos obligan a echar una mirada hacia atrás y volver a ver. 
De la filmografía de Tim Burton, hay ciertas películas que se convirtieron en lugares comunes de la crítica especializada. Un millón de veces se ha dicho que Edward Scissorhands es su mejor film, que The Nightmare Before Christmas es su último gran invento o que Sweeney Todd es el colmo de esa sociedad que formaron él, Johnny Depp y Helena Bonham-Carter. Pero hay otro sector de su obra que ha ido quedado en el olvido: su homenaje al cine. 
En realidad, todas las películas de Tim Burton son un homenaje al cine, cuya piedra de anclaje se encuentra en su infancia y juventud en la Norteamérica de los años 60 y 70. Todo lo que Burton consumió durante esa época, luego se lo apropió y lo volvió a la vida de otra manera. Vincent (1982) es una relectura del mito de Vincent Price, en el que el legendario actor inglés deviene en una especie de superhéroe al que un niño quiere imitar. Frankenweenie (1984) retoma la tradición de las películas de monstruos de la Universal y la actualiza en una clave cómica y, a la vez, aún más siniestra. Batman (1989) y, en mayor medida, Batman Returns (1992), junto con Edward Scissorhands (1991) releen el cine expresionista alemán, tributando en partes iguales a Nosferatu (Murnau, 1922), El gabinete del Dr. Caligari (Wiene, 1920) y Metrópolis (Lang, 1927). 
Una vez finalizada The Nightmare Before Christmas (1993), Tim Burton se embarcó en lo que fue una seguidilla de filmes en los que el homenaje pasó de ser una alusión estética a explicitarse del todo. El primero de ellos fue Ed Wood (1994), biopic dedicado a Ed Wood Jr., el llamado "peor director de la historia del cine", en quien se puede hallar un paralelismo con Burton, en la medida en que ambos tuvieron serios problemas a la hora de comenzar sus carreras cinematográficas. Luego vendría Mars Attacks! (1996), adaptación al cine de una colección de trading cards. Esta vez, luego del envión de la película anterior, Burton se propuso hacer un film a la Ed Wood, con un reparto lleno de estrellas al servicio de un despropósito de ciencia ficción, en el que los marcianos vienen a destruir la tierra porque sí.
Tres años después le llegó el turno a Sleepy Hollow (1999), homenaje a la Hammer, la productora inglesa de cine de terror gótico que tuvo su edad de oro en los años 60, retomando uno por uno los monstruos que la Universal había dejado. La Hammer, de alguna manera, es la escuela en la que se formó Burton. Si bien Sleepy Hollow es su más claro tributo (con Christopher Lee incluido), la influencia se puede ver también en el relato gótico de Edward Scissorhands, en los efectos vintage de Beetlejuice (1988) y en la estética de Sweeney Todd (2007), con los ríos de sangre corriendo por entre las baldosas.
Por último, Planet of the Apes (2001) le sirvió a Tim Burton para re-imaginar y reinventar un hito del cine y la tv de culto de los años 60. En su momento, y todavía hoy en día, resulta confuso el trabajo de Burton en este proyecto. Al contrario de cualquiera de sus otros films, es difícil rastrear en Planet of the Apes las marcas registradas de Tim Burton a nivel estético, excepto por los espantapájaros. No obstante, está claro que el hecho de revisitar una leyenda del cine y de la televisión es una típica estrategia Burtoneana. Charlie and the Chocolate Factory (2005) podría pensarse también de esta manera; si bien se trata de una adaptación nueva y más fiel al libro original de Roald Dahl, el film de Burton también revisa la versión de los 70, Willy Wonka and the Chocolate Factory (Stuart, 1971). En su próximo proyecto Dark Shadows (que saldría a la luz en 2012), nuevamente volverá a revisar otro hito televisivo de los años 60, la serie que cuenta los encuentros que se producen entre el vampiro Barnabas Collins (que será interpretado, cómo no, por Johnny Depp) y toda una serie de monstruos. 
La obra de Tim Burton es un constante homenaje al cine y a la televisión con la que creció en los pesadillescos suburbios norteamericanos de la posguerra, fajados por la moral y la hipocresía, de los que encontró una vía de escape en las películas. De alguna manera, se puede afirmar que Burton permaneció (y sigue permaneciendo) fiel a sí mismo, a ese niño que como Vincent Malloy, el protagonista de su cortometraje Vincent, encontraba el placer no en jugar deportes al sol con el resto de los chicos, sino en lo siniestro del cine y la televisión de género.

domingo, 23 de enero de 2011

La vuelta de los 90

Así como durante la década pasada el gran regreso fue el de los 80, parece que ahora el turno es de los 90. Se puede pensar la moda (en general) como un dispositivo que hace uso de la figura del ritornello como su herramienta principal. Todo vuelve, todo el tiempo, y eso es algo que todo precavido sabe de antemano, por algo la ropa (no toda, claro) se archiva y no se tira, por algo existe la acumulación, la colección, que trasciende el gusto por lo instantáneo e inmediato. 
Hacia el 2001, cuando todos los formatos musicales que había propuesto los 90 se agotaron (el nü metal fue el último manotazo de ahogado), surgió en Nueva York una escena liderada por The Strokes que, en vez de mirar al futuro, eligió mirar atrás, al Post-Punk inglés de finales de los 70 y principios de los 80. De esa manera, comenzó la nueva "nueva ola" musical, encarnada en bandas que no hacían sino homenajear a sus ídolos de los 80, como Interpol (Joy Division), The Killers (The Cure) o Yeah Yeah Yeahs (Siouxsie & The Banshees y Blondie). Rápidamente, esta mirada en retrospectiva musical halló su correlato en el cine, desde la infinita cantidad de remakes que se hicieron (el género terror es el que dio más frutos: Nightmare on Elm Street, Halloween y Friday the 13th, pero también Fame, Miami Vice y The A-Team), hasta la revisión del imaginario más clásico de los 80, como por ejemplo en Adventureland (Gregg Motola, 2009). Hacia mediados de la primera década del siglo XXI, todo se había vuelto "ochentoso": las publicidades, la indumentaria, ¡hasta los peinados! Pero todo tiene su tiempo de utilidad y, hacia finales de esta década, el flashback se agotó
Otros hilos empezaron a moverse, a medida que el tejido anterior iba deshilachándose, y empezó lo que podría considerarse el regreso de los 90, en un movimiento muy similar al anterior. A la vez que eran homenajeadas por camadas más jóvenes de músicos, las bandas de los 80 devinieron dinosaurios y hallaron una nueva consagración, que fue acompañada por nuevas giras, más grandes que nunca, reuniones (auspiciadas en su mayoría por VH1, el canal más ochenta y nostálgico de todos) y premios a la trayectoria (como ocurrió con The Cure y Siouxsie & The Banshees, por ejemplo). Algo así empieza a suceder con los nuevos dinosaurios, aquellos provenientes de los 90; basta echar un rápido vistazo a lo que ocurre hoy en día con el rock: vuelve Pixies, vuelve Smashing Pumpkins, vuelve Hole. 
Sin embargo, cabe preguntartse: ¿Vuelven Smashing Pumpkins y Hole? De la formación clásica de Smashing Pumpkins (Billy Corgan, James Iha, D'Arcy y Jimmy Chamberlin) sólo queda Billy Corgan. Lo mismo ocurre con Hole, de su última encarnación (Courtney Love, Melissa Auf der Maur y Eric Erlandson) sólo queda Courtney Love. La pregunta, entonces, podría ser: ¿qué es una banda? ¿El cantante/líder y un grupo de acompañamiento que apañe la búsqueda del tiempo perdido? ¿Smashing Pumpkins es Billy Corgan y unos? ¿Hole es Courtney Love y otros? Cuando se vio acosada por este tipo de preguntas, Love contraatacó via Twitter: "Hole is MY band, MY name, and MY Trademark". De acuerdo con esto, una banda es una marca, una imagen que vender y responde a las leyes de la economía y el mercado. Si vuelven los 90, que vuelvan las marcas de los 90, aunque de ellas no quede casi nada.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Los hombres de mi vida



El preferido
Edgar De Santo
Edición del autor
2010







“Mucha gente me ha tocado en el camino hasta este escenario esta noche. ¿Cómo puedo decir quién me tocó más? ¿Mi padre, el soldado americano? ¿Pudo haber sido mi madre?” se pregunta Hedwig, la protagonista de la película Hedwig And The Angry Inch (John Cameron Mitchell, 2001) al momento de recapitular su vida. Lo mismo podría preguntarse Patricio, el protagonista de El preferido, hacia el final del recorrido que traza su relato. Son muchísimos los hombres que lo tocan a lo largo de la novela desde su infancia, partiendo del verdulero: “Estaba con la cadera y la camisa grafa demasiado abierta para ver un pecho enorme como una pista de aterrizaje y su voz velluda”, “Nos tiramos en el colchón y me besaba, no me ponía la boca y la lengua, me besaba” y el carnicero: “Tenía una lengua gorda. Me llenaba tanto que no podía respirar”; hasta sus propios familiares: “Estás con el tío, no hay problema”; pasando por un linyera y sus amigos. Y es que, como dice el tío, “ese culo está pidiendo” y nadie puede resistirse a ese niño que está en plena pubertad. 

LA SUCIA LECCIÓN DEL CORAZÓN

De la misma manera que El corazón es engañoso por sobre todas las cosas, la novela de J. T. Leroy (y la película homónima dirigida por Asia Argento), El preferido es una novela sobre las trampas de la inocencia. Patricio, a pesar de su infancia, está abandonado a su propia suerte; deambula por la periferia de La Plata y pasa de mano en mano recibiendo en su propio cuerpo las lecciones de la vida. Ni siquiera su propia familia funciona como espacio de contención; por el contrario, ellos son los primeros en abusar de él, especialmente su padre: “Me puse encima y me metió la lengua en la boca”, “me tiré boca abajo y terminó lo suyo” y su hermano: “Dale nene, dale, que hace rato que no al pongo, cómo te gusta, maricón”. La única posibilidad que tiene Patricio para salir de ese círculo vicioso es fugarse del hogar y dejar atrás el suburbio; la familia se convierte entonces en la última parada de su primer recorrido: “Nunca más supe de ellos. Faltaba un mes para mis catorce años”. 

NOVELA DE APRENDIZAJE 

Conforme avanza la narración, El preferido se inserta dentro de la tradición que los alemanes llamaron bildungsroman, término que puede ser traducido como “novela de aprendizaje” o “novela de formación”. En principio, la educación que recibe es de carácter sexual: “Cuando le salió la leche me la tragué sin saber si me había meado la boca o qué. Cuando le pregunté me dijo que era la semilla de los varones, que la guardara así me hacía más hombre”. A partir de ese momento Patricio queda sumergido en un constante devenir, primero hombre: “Yo ya me la había tragado y la verdad es que me sentía más hombre”; luego puta: “cuando se les cae la billetera me quedo con algunos pesos”; y por último Lolita: “Me empezó a decir Lolito. Yo me dejé y aprendí mucho”.

VIAJE

Como en el caso de Karl Rossman en Amérika de Kafka, otra novela de aprendizaje, la experiencia formadora de Patricio también viene aparejada con el viaje. Sus desplazamientos son constantes ya desde su infancia en el suburbio platense y, como en la novela de Kafka, aceleran la narración; especialmente en las instancias en las que el viaje marca un quiebre. Ejemplo de esto es el viaje que hace del hogar familiar al centro de La Plata, que coincide con la apropiación que hace de su propio cuerpo para prostituirse. Patricio percibe el cambio que se produce a partir de este traslado en términos cualitativos; a diferencia de lo que ocurría en su pueblo natal, en el centro todo es lindo, especialmente los hombres: “No se parecía a ningún tipo que yo conociera. Era fino, tenía lindo olor, linda ropa, lindo auto y finalmente, lindo departamento”. Una vez que toma la distancia necesaria de su infancia, empieza a percibir lo siniestra que era: “El Bosco parece que conoció a mi viejo, al tío Dani, a mi tía y a mi vieja”.

LA FAMILIA DEL FUTURO

Ante un mundo hispersexualizado, donde todos buscan un pedazo de él, y una historia que se va oscureciendo más con la perspectiva que va ganando, Patricio opta por refugiarse en aquello de lo que siempre careció: la familia. Para ello forma una alianza de tres con sus amigos Sara y Manuel: “Quería vivir con ellos dos. Los tres juntos. Sin matrimonio, sin patrimonio. Otra asociación posible”. En este punto El preferido entra en sintonía con la reciente ley de matrimonio igualitario y propone otra unión posible, otra familia, la familia del futuro. De la misma manera que ocurre en la novela Una casa al fin del mundo de Michael Cunningham, Patricio funda este hogar en torno al nacimiento de la hija de Sara: “Les proponía vender mis dos departamentos y comprar una casa para que podamos vivir los cuatro, la nena también. Que la nena sea de los tres”.

GENEALOGÍA

El preferido es una novela en verso y eso no es un dato menor. Sin embargo, no se trata de una novela poética, se la puede ubicar más bien cerca de lo que Osvaldo Lamborghini llamaba “prosa cortada”. Esto es así en la medida en que la versificación y la prosificación son procesos reversibles, como ocurre en Sebregondi retrocede, de Lamborghini. Por otro lado, dentro de la tradición de la literatura argentina, El preferido es una novela que puede ser ubicada dentro de la línea que siguen autores como Pablo Pérez en El mendigo chupapijas o Alejandro López en La asesina de Lady Di y Keres cojer? Los tres manejan un registro lingüístico coloquial y llevan el relato de la experiencia homosexual al límite.

Blog de El Preferido: http://elpreferidonovela.blogspot.com/

martes, 14 de diciembre de 2010

A través del espejo

 


Osos
Diego Vecchio
Beatriz Viterbo
2010





Para El Interpretador

LO MARAVILLOSO

Osos es un cuento de hadas hecho novela. Con este libro, Diego Vecchio recupera de manera actualizada la antigua tradición del relato maravilloso, del mismo modo que lo hicieron el film El laberinto del fauno (Guillermo del Toro, 2002) o la novela gráfica Coraline (Neil Gaiman, 2002) y su posterior adaptación cinematográfica (Henry Selick, 2009). Del sistema clasificatorio propuesto por Tzvetan Todorov en su célebre Introducción a la literatura fantástica, la categoría que mejor funciona en este caso es la de “lo fantástico-maravilloso”, la cual corresponde a “la clase de relatos que se presentan como fantásticos y que terminan con la aceptación de lo sobrenatural”. Si bien al principio de Osos se puede percibir el uso de un registro realista, éste se ve inmediatamente quebrado. Indicio de este rompimiento es la desaparición de Oklahoma, el oso de Vladimir (el niño protagonista del relato): “Lo que ocurrió con aquel objeto fue un misterio que nunca logró elucidar”. De esta forma lo fantástico ingresa al relato, junto con la vacilación que genera ante la certeza o no de los hechos. Sin embargo, esta duda queda atrás rápidamente con el paso a lo maravilloso a partir del momento en que Otto, el oso de reemplazo que compra la madre a Vladimir, cobra vida y lo transporta al mundo sobrenatural: “Le hubiera gustado despertarse y decirse que todo había sido una mera pesadilla. Pero sabía perfectamente que no. Aquello que estaba viviendo, y que para colmo de males no podía dejar de vivir, no era un producto del sueño sino por el contrario de la falta de sueño. Sabía perfectamente que era imposible despertar”. Por otro lado, hay algo en el diálogo del niño con su juguete que recrea el origen de los relatos maravillosos: la tradición oral. Las historias que se cuentan para dormir no son nunca exclusivas de uno de ellos, sino más bien construcciones colectivas en las que cada uno aporta lo suyo.

CAPITALISMO Y ESQUIZOFRENIA

Estrella Gutiérrez, la madre de Vladimir, cae víctima del capitalismo en el momento en que su hijo comienza a padecer de insomnio. Ante este problema se dirige inmediatamente a la juguetería en busca de la solución, que se le presenta en forma de un oso de peluche. El juguete está presentado en este espacio como la herramienta perfecta y necesaria para la correcta crianza del niño, mientras oculta, a la vez, las contradicciones del mundo real: “¿Acaso la misión del juguete no es ésta: darle a nuestros niños una felicidad sin fallas?”. La oferta resulta efectiva en la medida en que le genera una urgencia por comprar que se ve respaldada por la interminable hilera de padres que se encuentran en su misma situación: “¡Pronto! Tal vez en este mismo instante, una madre está comprando el último oso de peluche Sueño feliz que nos queda (…) ¡No pierda más tiempo!”. De todos modos Estrella no encuentra lo que busca, pero sí se topa con el canasto de las ofertas, que la apresa inmediatamente, generando en ella nuevamente un vacío que antes no se encontraba allí: “Le resultó imposible refrenar el impulso de mirar. Siempre la pasaba lo mismo en la época de saldos. Aunque no tuviera nada que comprar, entraba en los bazares”. El problema de Vladimir (que en realidad es el problema de la madre) es su falta de sueño y esto es un conflicto generalizado en la novela, tan así que hasta el programa de televisión que mira Vladimir lo refiere: “En virtud del decreto N° 3987 por el cual los padres nos cedieron todos los derechos sobre el sueño de sus hijos, nos ocupamos de los niños que se portan mal y que no quieren irse a la cama. A propósito, ¿qué hacés levantado a esta hora?”. La insistencia sobre la necesidad de que los chicos duerman hace pensar en la función del sueño que, como la del tiempo, no es otra que marcar el ritmo del trabajo, obturando el espacio para el esparcimiento y la imaginación. Dormir de manera no regular no significó un problema hasta la contemporaneidad; después de todo, “el insomnio es una invención de nuestra época”.

AMA DE CASA DESESPERADA

Víctima de los medios y de un ataque de compras, Estrella Gutiérrez representa una figura de la madre inusual. Al contrario de aquellos relatos en los que la madre resulta idealizada hasta la exasperación, Estrella se nos muestra humanizada, más cerca de su condición de mujer, con sus debilidades a la vista. Desde su incapacidad para estar en todo lo que sucede en su hogar: “Aún no había comenzado a cocinar. Y, para colmo de males, se dio cuenta de que se había olvidado de hacer las compras”, hasta su agotamiento: “Cuando a una madre se le acaban las reservas de madrenalina, todos los resortes parecen rotos y toda la energía que mantiene al cuerpo en movimiento aniquilada”. Hay en ella algo de ama de casa desesperada y esto se ve reforzado por la soledad con que lleva a cabo su rol de sostén del hogar y de la familia.

INFANCIA

De la misma manera que en Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll y Peter Pan de James Barrie, puede leerse en Osos una confrontación entre el imaginario infantil y el de los adultos. A diferencia de este último, nulo por definición, el primero se encuentra potenciado todo el tiempo. Esto puede verse claramente en los juegos de niños, que representan el espacio de lo imaginario por antonomasia: “Te digo que es pimienta. Acabo de inventar un nuevo idioma, que comenzó a existir hace un minuto y dejará de existir dentro de un minuto. A lo que vos llamás sal, en mi idioma se dice pimienta. A ver si entendiste”. Sin embargo, el potencial imaginario se encuentra restringido por la presencia del adulto y esto puede verse en la percepción que tiene Estrella del juego de sus hijos: “Descubrió a Vladimir subido sobre la mesita ratona, blandiendo una regla, con una goma incrustada en la órbita ocular a la manera de un monóculo y a la manera de un sombrero, el cenicero de vidrio murano que le habían regalado para su casamiento”. Debido a su falta de imaginación, la madre queda fuera del juego y no consigue ver que las cosas han cambiado de valor y que eso ya no es un cenicero, sino un sombrero.

POR LA MADRIGUERA

A partir de la separación entre el mundo de los adultos y el de los niños, Osos permite ver lo que ocurre a puerta cerrada en cada uno de ellos, como en las ilustraciones de Chris Van Allsburg. Por un lado, Estrella Gutiérrez deja de ser una figura idealizada y recupera su dimensión más humana, inmersa en un mundo voraz y aplastante. Por el otro, Vladimir refuerza su imaginario y, una vez que su madre se queda dormida (como la hermana de Alicia y como todos los adultos), cae por la madriguera e ingresa a su propio país de las maravillas de la mano de Otto, el oso que compra su madre para lograr que se duerma. La brecha que se abre entre los dos mundos no se cierra en ningún momento y, al igual que en la mayoría de este tipo de relatos, la experiencia no puede ser compartida, algo que se le estipula a Vladimir ya desde antes de regresar: “Te voy a plantear una pregunta. Si tu respuesta es correcta, te dejo volver a tu casa, a condición de que no cuentes nada de lo que has visto”.

UN CUENTO DE OSOS

Hay una dimensión alegórica en Osos que tiene que ver con una acepción alternativa del término “oso”, aquella que refiere al hombre grande y peludo. Otto, en una de las fábulas que le narra a Vladimir, hace las referencias más directas a esto: “se produjo entre aquel humano y aquel animal algo verdaderamente increíble, inefable, irrepetible, irrefrenable, envidiable, deleitable y arrebatador, que cambiaría para siempre el rumbo de sus vidas” o “su padre intentó reconfortarlo, prometiéndole que irían a ver al osezno a su madriguera y que podría dormir con él, cuantas veces quisiera”. Vladimir, en su debilidad por estos juguetes y en su nostalgia por Oklahoma (ese oso que lo abandonó) puede ser visto como un cazador en potencia. Por último, hay otra referencia a la cultura gay en Osos que cobra aún más importancia en el contexto de los últimos acontecimientos: “La ciudad de Buenos Aires acababa de aprobar el matrimonio entre ranas. Confesó que ya estaba harta de ser una rana soltera. Desde hacía tiempo no veía la hora de ser una rana casada. Vivirían bajo un mismo texto, compartiendo tareas domésticas y pago de facturas. Adoptarían dos hermosos renacuajos. Y lo mejor de todo: trabajarían juntas en un mismo programa”.

martes, 7 de diciembre de 2010

Los niños terribles



Linaje 
Gabriela Bejerman 
Mansalva 
2009






 Linaje de Gabriela Bejerman, como Los niños terribles de Jean Cocteau, narra la historia de dos hermanos, Irene y Pier Rubinov, que encuentran un refugio del mundo exterior en el propio universo que ellos mismos crean. En este otro lugar que habitan y acaba convirtiéndose en espacio de encierro, los padres quedan siempre afuera, no participan: “los padres dormían, como un televisor que se apaga después de mucho tiempo prendido”. Sin embargo, siempre hay espacio para la juventud en plena efervescencia sexual, como Púrpura: “se había refugiado en esa otra familia donde el amor no era un don sino un linaje” o Víctor: “Entre todos transformaban a Víctor en un participante más del juego que era ser cuatro”. El refugio primero es simbólico, pero eventualmente se hace realidad en el momento en que se trasladan a la casa de San Fernando que heredan de la abuela Fanny. Una vez allí, la fantasía (el jugar a la familia) se cumple: “Pier pasaba el día afuera. Ellas bailaban, practicaban idiomas conversando como amigas, cocinaban juntas. Trabajaban de noche en un boliche del centro y de día dormían”. La vocación de los personajes es evadirse y eso es llevado al extremo cuando ya no queda lugar ni siquiera para los terceros: “Algo los protegía del pasado, de todo lo que no fuera un reducto neutral donde hermanarse”.

JUEGOS SEXUALES

En la novela de Bejerman todo está teñido de sexo. Si bien se la puede pensar como una novela erótica, como anuncia Roberto Echavarren en la contratapa del libro, hay también un trabajo sobre lo más folletinesco de esta tradición: el discurso porno soft de las películas eróticas de trasnoche, los diálogos telefónicos de los cero seiscientos, etc.
El sexo está puesto en primer plano en tanto la relación primaria de la novela es la de Irene y su hermano Pier, que sostienen un romance incestuoso en perpetua tensión. En un principio esto se limita a algo del orden de la mirada, cuando Pier la espía mientras tiene relaciones con otro chico: “En la penumbra, Pier distinguía la desnudez de ella más que la de él”. Irene no sólo lo ve, sino que está plenamente consciente de su presencia y lo hace partícipe de manera tácita de su placer: “Cuando entró, sola, esa sonrisa satisfecha le pareció a Pier dedicada a su pudor, a su miedo, a su mal fingida sombra detrás de la ventana”. Conforme avanza la novela, el contacto va siendo cada vez más cercano: “Tocaba el pelo de su hermana admirándolo como un tesoro que siempre sería suyo”.
La relación entre los hermanos Rubinov es asimilable a la de Kathryn Merteuil (Sarah Michelle Gellar) y Sebastian Valmont (Ryan Philippe) en Cruel Intentions (Roger Kumble, 1999). Al igual que ellos, la promesa del encuentro sexual incestuoso está en permanente latencia; mientras tanto, convierten a los demás en objetos de sus juegos sexuales: “Hay prendas y si perdés, tenés que sacarte las prendas”.

ENNUI

Los personajes de Linaje están en un constante estado de somnolencia, ya sea por la resolana veraniega o, simplemente, por aburrimiento. La novela se abre con Pier despertándose: “Algo abrupto como un ruido lo despertó”, y esa secuencia se repite una y otra vez. Este adormecimiento parece corresponder al humor de la clase alta, a la que pertenece la familia Rubinov.
Pier e Irene se aburren hasta en el boliche: “Habían dado más de veinte vueltas a la fiesta, ya habían caminado sinuosamente uno tras otro entre la gente, mostrando su belleza de similar simiente, altura y garbo, habían bailado los temazos que el dj ponía para entrar en los oídos crédulos mientras la luz de los espejos redondeaba la pista”. Las horas nunca parecen pasar y la única manera de poner una solución a este problema, al menos de manera temporal, es haciendo uso de alcohol: “El tiempo era una repetición tediosa que los tragos volvían digerible” o drogas: “los tres inhalaban el nuevo aire de su propia fiesta”.
La búsqueda por un otro lugar en donde jugar a la casita con los terceros que hacen ingresar a la relación corresponde también con este afán por escapar del tedio: “Buscaban un espacio donde lo temporario se esfumara en una sedosa permanencia de tiempo completo, pero absolutamente excitante”. Sin embargo, eventualmente se dan cuenta de que no hay espacio para nadie más y que el aburrimiento es algo que sólo pueden experimentar de a dos: “Pier e Irene sufrían, cada uno a su modo, lo que habían elegido. Su triste amor los hermanaba”.

UMBRAL

Linaje puede ponerse en serie con otras novelas argentinas sobre la crisis del 2001, como Rabia de Sergio Bizzio por ejemplo. En ambos casos la trama se desarrolla primero en una línea que poco tiene que ver con la hecatombe política, social y económica, hasta que en un momento el fenómeno converge con los personajes y los sacude, alterando sus destinos de manera permanente. No obstante, esto no resulta del todo sorpresivo en la medida en que Gabriela Bejerman va sembrado indicios del porvenir de la revuelta, en la inseguridad de Pier en cuanto a los negocios por ejemplo, o también en lo excesivo de la actitud de la mayoría de los personajes. Y es que criaturas como los hermanos Rubinov solamente pudieron ocurrir en la experiencia menemista de los 90.  


jueves, 2 de diciembre de 2010

Mi vida es un telefilm

 

Miss Tacuarembó
Dani Umpi
Ediciones Dani
2010







CAMP
Muchas mentiras cuentan sobre mi,
porque mi vida es un telefilm
LA PROHIBIDA
“Desnuda o vestida”

En su ensayo “Notas sobre lo Camp” (incluido en Contra la interpretación) Susan Sontag define el camp como “una manera de mirar el mundo como fenómeno estético” y de vivir “la vida como teatro”. Miss Tacuarembó, de Dani Umpi, es claramente una novela campy. Natalia, la protagonista y narradora, experimenta el mundo como un programa de televisión (no importa la índole), en el que al ponerse nerviosa habla “como una robot, como Cher en ‘Believe’” y se siente “en una película de terror” donde su aspecto “debe ser muy similar al de PJ Harvey en algún clip”. En este modo de narrar la experiencia, el “como si” se convierte en el procedimiento principal para dar cuenta de los hechos: “me miran como personajes de Stephen King”, “[m]e siento como en un capítulo repetido de una serial intrascendente”, “comienzo a vagar por entre la gente como una hermosa modelo anoréxica que debe actuar en un patético clip de Enrique Iglesias para poder comer”, etc.

MI MUNDO PRIVADO
Get out of that state,
get out of that state you're in.
You better beware.
You're living in your own Private Idaho.
B 52’S
“Private Idaho”

El problema de experimentar el mundo de esa manera es que Natalia y Carlos, su mejor amigo, están atrapados en Tacuarembó, lejos del espacio de la experiencia por antonomasia que es la ciudad, es decir Montevideo. Ambos resisten como pueden, a medida que van siendo estigmatizados: ella como “la miss” y el como la marica de la localidad. De este modo, la consigna hacia el final del relato de infancia es la de huir: “Carlos, tenemos que irnos de este pueblo”. Sin embargo, a pesar del traslado, Natalia y Carlos siguen siendo misfits en ese otro mundo, donde los malestares cotidianos de la niñez retornan como lo siniestro, tanto la madre alérgica a su propia hija como las dos gemelas salidas de “El Resplandor” (Stanley Kubrick, 1980).

GOD IS IN THE TV
Build a new god to medicate and to ape
Sell us ersatz dressed up and real fake
MARILYN MANSON
“Rock is dead”

El gran refugio que Natalia y Carlos encuentran en Tacuarembó es el de la iglesia y a los pies de Cristo. No obstante, el gesto de la novela no es religioso; aquel al que los dos protagonistas adoran es un Cristo pasado por la televisión: “Cristo estaba a mi lado, de mi lado, como un televisor color” y lo que se espera de él es lo mismo que se espera de un superhéroe o de una superestrella. Nuevamente el gesto es el de la experiencia camp, en la que, según Susan Sontag, “[e]s posible ser serio respecto de lo frívolo y frívolo respecto de lo serio”. Es así como, a diferencia de su madre, “cuya verdadera vocación era ser monja y vivir en función de Cristo”, Natalia sostiene una relación inversa en la que Cristo vive en función de ella. Sin embargo, tras no obtener los resultados deseados, despierta de la ilusión y rompe, literalmente, su relación con quien había sido su salvador: “Lo descolgué de un sopapo impulsivo y el yeso se desintegró como harina sobre las baldosas negras, como si estuviera deseando romperse. El rostro suplicante de Cristo se volvió polvo en menos de un segundo”.

¡QUE VIVAN LOS 90!

Miss Tacuarembó es una novela de los noventa. No porque haya sido escrita durante esa década, ya que la primera edición es del 2004, sino porque el grueso de lo que se cuenta en ella es la experiencia de los noventa: MTV, las telenovelas latinoamericanas de la tarde, etc. Sin embargo, el punto de partida es la década del ochenta en la que crecen los protagonistas y la progresión temporal está marcada por la evolución de las tecnologías: “El video me pareció un invento sensacional, que superaba ampliamente al cine” y por los cambios en la grilla televisiva: se va de Vanessa a Resistiré, pasando por Cristal y La usurpadora. De este modo también se van narrando cómo las cosas se van pasando, ya sean las tribus urbanas: “ser grunge a esta altura del siglo es la idea más idiota que se le puede ocurrir a una persona, y sin embargo siguen existiendo” o la moda: “Me siento como esas chicas que se compraron ropa muy moderna a comienzos de los noventa y ahora no tienen más remedio para seguir usándola, en pleno retro”. Como afirma Susan Sontag, “la relación del gusto camp con el pasado es extremadamente sentimental” y Miss Tacuarembó entabla un vínculo estrecho con esa época dorada en la que todo era posible e imaginable.

CONTINUIDADES

La novela de Dani Umpi se inserta en una tradición que comenzó con Manuel Puig y que fue actualizándose con el correr de los años en sus diferentes vertientes disciplinares. En relación con Puig, se puede pensar Miss Tacuarembó como una suerte de reescritura de La traición de Rita Hayworth con un ligero cambio de escenario. También se puede pensar un parentesco entre los personajes de Dani Umpi con los de Alejandro López en una novela como La asesina de Lady Di, en donde la protagonista también se encuentra presa del imaginario propuesto por los medios masivos de comunicación. Por otro lado, la condición de outsiders de Natalia y Carlos en Tacuarembó es al mismo tiempo similar a la de los personajes de Carson McCullers y Truman Capote, entre otros escritores norteamericanos del sur. Por último, la capacidad que tiene Dani Umpi para saber lo que siente la mujer es análoga a la de Marc Cherry (creador de Desperate Housewives), Darren Star (creador de Sex and the City) o Almodóvar: lo femenino en todos estos casos es tan femenino que se vuelve gay, travesti.